«Walter Gilman no sabía si fueron los sueños los que provocaron la fiebre, o si fue la fiebre la causa de los sueños. Detrás de todo se agazapaba el horror lacerante y mohoso de la antigua ciudad y de la execrable buhardilla donde escribía, estudiaba y luchaba con cifras y fórmulas cuando no estaba dando vueltas en la mezquina cama de hierro. Sus oídos se estaban sensibilizando de manera poco natural e intolerable, y ya hacía tiempo que había parado el reloj barato de la repisa de la chimenea, cuyo tictac había llegado a parecerle como un tronar de artillería. Por la noche, los rumores de la ciudad oscurecida, el siniestro corretear de las ratas en los endebles tabiques y el crujir de las ocultas tablas en la centenaria casa bastaban para darle la sensación de barahúnda. La oscuridad siempre estaba llena de inexplicables ruidos, y no obstante Gilman se estremecía a veces temiendo que aquellos sonidos se apagaran y le permitieran oír otros rumores más leves que acechaban detrás de ellos…»
Extracto de Los sueños de la casa de la bruja
H. P. Lovecraft
Fustiga
Fustiga su alma
con palabras molestas
frases que nadie entiende y ella expresa
Fustiga su corazón
con raciocinios imposibles
galimatías dispersos que no la definen
Fustiga su cuerpo
con látigos de hielo
azotes que laceran y enferman sus huesos
Fustiga sus pensamientos
deseando ver a su amante
pensamientos que se esfuman en el aire
Fustiga sus músculos
subiendo y bajando cajones
cargas pesadas que la agotan
Fustiga sus órganos
con crueles mentiras
engaños llenos de minutos e ira
Fustiga todo
cuanto ve y siente
porque desea morir y olvidarlo por siempre
En vez de morir sigue viviendo
para verlo y desearlo
para amarlo en silencio
Cansada de heridas
que lastiman su cuerpo
mira al cielo y pide un hechizo
La magia no llega
y su cuerpo se marchita
su alma pide clemencia
su hechura pide una vida
Nada le dan y todo vuela,
mas aparece una luz
de las tinieblas
Luz que enciende candiles
y aspira su ser
luz que la lleva consigo
y la hace estremecer
Ya no castiga a nadie
ni a ella misma
no necesita nada
está en una fosa maldita
©Anna Genovés
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