Un animal de sombra me posee
en las noches oscuras y traidoras,
cuando todo se hace de papel,
en la papiroflexia del destino.
Entonces me pregunto si mi alma puede emprender el vuelo hacia la luz o aún está cautiva en túneles de esparto y de metal.
Los vampiros me llevan por abismos
donde hay lobos y hombres minerales
que practican sin pausa
la licantropía en lo prohibido.
Un animal abrupto y combativo solloza entre reptiles con lágrimas sedientas de caricias.
Me voy en el sigilo de las nubes
por vías de cerezos.
Ana Muela Sopeña
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