Imposición de manos
Mis manos enlazadas en las tuyas
van trenzando una guirnalda de unidad;
mi tacto en tus formas descubre
planicies donde las yemas quisieran plantarse para siempre,
playas doradas al calor del tiempo.
Tu cuerpo es la patria de sangre donde se abisma la dicha.
Quiero navegar por tus hombros, tus caderas,
como un barco que sigue el contorno irregular del mundo.
Ésta es nuestra noche solar, de plenitud,
hecha a la medida del goce.
Subiré a tu tronco como una hiedra de caricias,
velaré aprendiendo tu figura;
me afanaré en ti en frote deleitoso
para que, inhalando el perfume de tus traspiraciones,
pueda alucinar más mi juventud,
modelada por la diestra de la creación.
Deja que mis palmas crezcan a tu sombra,
que mis dedos sostengan en su poder
el regalo de tu frente inclinada hacia mí.
Tocaré como a un arpa tu felicidad argentina;
sobaré tus genitales lustrosos de mansas humedades
para ofrendarte un efecto espasmódico,
la calidez vibrante que galopa en el dorso,
se alarga en apetencias mayores…
y se va explayando hasta el delirio.
Aleqs Garrigóz