Innombrable. Por Luis Oroz

Cómo puedo decírtelo,
si nombrarlo es romperlo,
si no existe raíz para lo no sembrado todavía,
si buscarle un lugar es destrozar su vocación de dios
sobre los hombres.

Yo sé que puedes verlo,
que sonríes
cuando escuchas callar lo que te cuenta,
que pisas tú también cada una de esas huellas
que no podrás pisar
(es lo que pasa).

No, yo no puedo decírtelo
ni tú preguntarás cómo ha llegado,
porque tan solo aquello que se sabe inconsciente,
como un acto reflejo,
puede vivir sin nombre y sin origen.
Porque, después de todo,
cuando todo esté cerca, de tan lejos,
tal vez será la única
e indescifrable forma de esperanza.

Luis Oroz
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