La luz palidece
ante la oscuridad suprema.
La noche despierta y yo,
entré la realidad y el sueño,
sigo la flecha.
La noche lanza
sus primeros bostezos
y yo sigo andando,
entre nieblas espesas
la noche calma su sed,
yo enmudecido, bebo su miel.
La noche sacia su provecho,
y yo, hambriento, tomo sus desechos.
La noche se duerme
mi cuerpo se desvanece en el amanecer.
La noche está muriendo y mi alma se va tambien.
El día aparece, yo desaparezco con él.
Julián Marcos Coello