Te diría que no hallé par
al que investir soberano de mis propósitos
y que las dimensiones hoy
parecen haber perdido su esencia.
Que los minutos son días ahora,
y un día tal vez cien días.
Que un año es demasiado tiempo
para la vida y la muerte de un insecto
e incluso de un girasol,
o para que el hielo que se embasta
………………………….a las cumbres,
como se acopla en precario a los huesos
…………………………………….una piel tierna,
fluya abajo de los cerros.
Hubiera querido decirte que tarde es
para desalentar aquella presencia desterrada
que mi memoria se afana en desechar tercamente,
como la nieve que, tenaz, persiste en primavera.
Y podría decirte también
que he olvidado todas las treguas
y que, a excepción de mi envoltura,
y quién sabe si de los ojos
que desde dentro de ella te miran,
ahora reino sobre todos los vacíos
y que regreso de ellos intacta.