Nace la palabra esperada
del labio dulce, digno.
Nace arrebatada,
toda vibrante,
prodigiosa,
latiendo en su voz.
Nace,
acumula las sílabas del silencio
y desvela con su desnudez
el júbilo de su música.
Nace la palabra esperada
que respira fiel, firme,
paciente y despierta.
Nace la palabra, vencedora.
Mónica López Bordón