Era otra tarde vacía, la de un día equivocado
era la tarde de ayer
y parecía
la tarde de cada día
sin una noche después, sin mañana, sin ocaso
y sin un amanecer
y si acaso
era otra tarde de sábado…
era un montón de tardes en una vez que se era
cuando ya la primavera
tan lejana
de tarde en tarde asomaba
y, sin embargo,
de tarde en tarde saltaba, como rayo sin tormenta
una chispa que incendiaba
mi cabeza
una ilusión olvidada
recordando aquella tarde de plata por el paseo
agarrados de la mano
y en tu palma
escribía con mis dedos
poesías de amor y enredos de mi pluma en tu paisaje
era un futuro perfecto
dibujado
por tus ojos en mi pecho
Qué fácil era beberte, desde tu primer cabello
desde tu ojo a mi boca
sediento
como siempre de tus besos
y, sin embargo,
qué largo me pasa el presente, el ahora mismo
un ahora sin regreso
y eterno
este ya multiplicado
me ha consumido el alivio y al oscuro pensamiento
esta tarde me ha llevado
mansamente
en esta tarde de sábado
que traía
un domingo acurrucado.