Extraviar mi mirada en el espejo de los Dioses
Y que tiemble mi cuerpo en el pensamiento limpio
De tu mirada, áurea de tu alma y destino de lo posible
Quiero que me quieras, con el sólo limite de mi imperfección
Porque la perfección solamente esconde las miserias de la vida.
Y nunca jamás valió como merito o soporte de mis carencias
Ya sé que quizás no sea yo el tú que ayer pensantes,
Pero en el final del largo recorrido de mi vida
Entiendo que mis sueños fueron siempre para ti
Y lo serán hasta que alguien busque mi último ensayo,
Y me aloje en la última estación sin prisas.
Francisco Gragera, año 2011