Que las he oído gemir
junto a un canto de sirenas,
en Luanco, aquí en Asturias,
por el puerto y por la arena.
Con los ojos entornados,
cubiertos a manos llenas
de dolor y de quebranto,
van llamando a la tristeza.
¡No lloréis más a la muerte!
¡no la evoquéis plañideras!
que está cansado Caronte
de remar por la ribera.
¡Está la mar tan tranquila
y la noche tan serena,
que no debéis despertarla
entre sollozos y penas!
¡Dejad descansar las almas!
¡no prolonguéis su novena!
¡no perturbéis a las sombras
con llantos de Magdalena!
¿Importa si fueron malas?
¿Importa si fueron buenas?
La muerte nunca distingue
de las propias, las ajenas.
Todas tuvieron en vida
libertades y condenas,
pasiones y desengaños,
lazos de seda y cadenas.
¡No provoquéis al silencio!
¡no lloréis más plañideras!
que está el barquero Caronte
vigilando la ribera.
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Juan A Galisteo Luque
Del poemario: Versos de luz y sombras.
Derechos registrados.
Las plañideras: Obra de Pepe Antonio Márquez
Blog del autor
Un hermoso romance endecha (aunque sea en octosílabos) sobre la muerte, plagado de exclamaciones e interrogaciones que acentúan el tono de lamento.
Me ha gustado mucho.
Un abrazo, poeta.
Hola Elena, me alegro mucho de que te guste, a pesar de que el tema es un poco fuerte.
Este año, en una visita Luanco, me impresionó tanto la escénica escultura, que desde ese mismo momento ya tuve en mente mencionarlas con un pequeño homenaje. Llegada la hora me inspiré en un romance, tan ancestro como su historia.
Te envío un abrazo.
La escultura es preciosa no me extraña que un poeta se inspire en ese dolor que muestra. El poema, una preciosidad que, curiosamente es una canto a la vida.:)
Saludos Juan
Hola Susana:
Gracias por tu comentario. Una aportación muy acertada, pues realmente esa era mi intención, cantar a la vida desde el sofisma de la muerte.
Te envío un saludo y un abrazo.