Manitas al viento
que os alzáis inquietas
de dolor y llanto,
por la miserable
ambición del mundo
y de su elocuencia.
¡No escuchéis a un falso
corazón de piedra,
que halaga por dentro
y extiende hacia fuera
esos crueles lazos
de la indiferencia!
¡No lloréis de hambre!
¡no lloréis de pena!
El sendero es duro
y a todos nos lleva
a un mismo destino,
donde todo acaba
y nada comienza.
En ese camino,
– lo dijo un poeta-
es donde se forjan
realizan y llegan
todos esos sueños
de tantas grandezas.
-Todo allí termina,
todo, allí se queda-
El viento lo empuja
y el tiempo lo deja
cubierto de olvido,
en un gran silencio
de ilusiones vanas
y esperanzas muertas.
Mientras tanto, aquí,
desde mi creencia,
meditando absorto
esa densa niebla
que cruza mi alma,
siento esos momentos
que vuelven de un tiempo
y luego se alejan.
Como el fiel sonido
de la fuente aquella,
que antaño en la plaza
de un lugar cualquiera,
dejara presagios,
encuentros y escenas
de placer y dicha;
hoy, solo recuerdos
desde un mar de ausencia.
——
Juan A Galisteo Luque
Blog del autor
Del poemario: Romances en la penumbra
Derechos registrados Autor: Juan A Galisteo Luque
Tus mares siempre estarán llenos, Juan; lucirán repletos de letras impecables y de versos anegados de delicados y ricos mensajes que alzarán esas manitas en busca de los puentes eternos de la poesía.
Un abrazo con trancazo 😉
Bueno, bueno Chavalota, vaya piropillo de letras que has lanzado al viento.
Y aunque no puedan esas manos recoger las palabras, al menos sí llegar a sus oídos un mensaje de Esperanza.
Porque ¿sabes? a pesar de todo sigo pensando que todavía existen corazones buenos.
Tú eres uno de ellos. Te envío un abrazo amiga. ¡Cúrate pronto!