Marzo. Por María Dolores Almeyda

Marzo decrépito, arrugado,

Como un anciano que se quedó sin fe y sin dentadura.

Atrevido, insinuante, provocador y hechicero…

Marzo de los tulipanes, marzo de los aguaceros, de la mujer y la luna.

Igual brilla como un mayo que se oculta en el febrero o juega con los abriles

olvidado ya de enero y anhelando primaveras.

Envidioso y envidiante,

incierto y voluptuoso, marzo de malos agüeros

con turbulencias de nieves, soles indisciplinados,

tormentas, rayos y truenos. Ni excesivo ni moderno,

viejo verde sin edad inmortal y pendenciero.

Marzo inestable, loco de atar, insípido y austero…Extravagante y lúcido,

embustero. Anclado a la intemperie de un sino pasajero.

Algún marzo recuerda mi memoria. Sin estima lo guardo en el recuerdo.

Fue un marzo sin Abril, sin primavera. Tal vez era Marzo sombrío y noche negra

cuando besé los labios de tu frío, cuando el carámbano y la escarcha

clavaron en mi boca las finas aristas de tu hielo.


María Dolores Almeyda
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