Más oscuro que la propia oscuridad. Por Fátima Ricón Silva


El sonido de los truenos mecía su inquieto sueño

que con el hondo crepitar

de las sonoras gotas de vida

acunaba una nueva tranquilidad.

 

Aspirar ese aire oscuro, lúgubre y ácido

animaba su cuerpo inerte,

que estaba tan muerto y árido

que se hallaba frotando las manos la muerte.

 

Escondidos los sueños, ocultos tras la maleza,

esperando alerta una señal,

un ápice de esperanza para levantarse y

comenzar a estirar de nuevo las piernas,

a recuperar la conciencia,

a unir la irrealidad invasora con la realidad defensora y vencer.

 

Volverás con música de truenos y fanfarrias.

Volverás a mostrarnos tu sonrisa.

Volverás a regalarnos tu mirada.

Volverás de ese penoso viaje.

Volverás.

Sí, volverás.

 

 

Fátima Ricón Silva

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