Los días son punzadas
y el clamor de las palabras
pespuntean este corazón
como si un millón de rosas
dejaran sus espinas en el camino.
Solo quiero poder sentir la primavera
en un invierno cualquiera.
El brazo donde asirme,
la canción que me traiga a la vida,
una razón para existir,
dos labios cálidos y rojos,
la brisa con azahares en el cabello,
cortarle las alas a la tristeza,
entender al fin
que solo el amor
y nada más que el amor
renace para salvarnos.
Carlos Gargallo (c)
De su libro: El silencio imaginario
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