No siempre es de día. Ni palpitan
los pétalos al soplo susurrante
del sol, desnudo y cálido, abrazando
las pálidas cornisas del oriente.
Hay veces que amanece y es de noche,
que nunca se ilumina mi ceguera;
las pálidas estrellas se desvisten
negándome su luz, lejana y fría.
No siempre amanece en la mañana.
Lo sé, siempre lo supe. Lo confieso.
Amanecí en tus ojos hace mucho,
después de pasar la medianoche.
Pero no siempre es de día en mi mirada,
ni en tu cuerpo, lejano, inescrutable;
hay lilas deshojadas en los prados
que un día nos ofrecieron su lecho.
No siempre es primavera en este invierno,
no siempre duermo, siempre estoy soñando;
no siempre muero, siempre estoy muriendo…
…no siempre, no. Y no siempre amanece.
Ana Mª Álvarez @ 2003
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