Otoño sediento
que cubres mi alma
y estos valles mudos
y estas tierras altas
donde sopla el viento;
aquí, en mi ventana,
tras estos cristales,
mis ojos te aguardan.
Te esperan mis brazos,
mi dicha y mi calma,
y tú, mientras tanto,
que eres aire frío,
que eres sombra y agua,
fuera, me saludas,
sin decir palabra.
Deshojas los parques,
castaños y acacias,
los rosales tibios
y azucenas blancas
que al morir suspiran
de tanta elegancia.
Otoño sediento,
tanta es mi añoranza,
que entre estos cristales,
tú, al llegar me obligas,
tú, al volver me alcanzas.
Por eso, te pido,
desde esta nostalgia
que empaña mis ojos,
no más, la tristeza,
no más, la desgracia,
porque soy humano,
y sé, que se escapa
mi vida y mis sueños,
por estos cristales,
vidrios del olvido…
Otoño sediento,
tras esta ventana,
hoy, sueño contigo,
desde mi esperanza.
—–
Autor: Juan A Galisteo (Galeote)
Y blog del autor.