Ya no quedaba una peca
de tu piel sin mis caricias
ya las puntas de los dedos
de tus pies me recibían
con un prestado arrebol
con un afán de sencillas
pasiones de camisón…
y no se incendia la sangre
de tu sexo con mi toque
que se inunda de sonrisas
tiernamente y por tu escote
ya mis ojos se pasean
desarmados de mañanas
y abrazado a la figura
de la huella de tu cama
desatascando mis dudas
llega el alba a mi ventana.
More