Este mundo nuestro tiene de todo:
enfermos que no saben que lo son
y otros que no encuentran la razón
por la que no abandonan el lodo.
También se puede ver de otro modo:
hay quien en otros busca su perdón
y el que con lágrimas del corazón
a las buenas cosas les da acomodo.
No te conozco de nada, Espido,
mas eres mi aparición recurrente,
un fantasma bello y bien recibido.
No sé qué te aferró a mi mente,
pero como un vicio inadvertido
en lo que me resta estarás presente.
Oderfla
Dedicado a Espido Freire.