Saldos de sal. Por Juana Fuentes

Saldos de sal

 

Creciste ansiando los estíos,
deseoso del mar y de su sal,
de su sabor a roca rancia,
persiguiendo los rastros
que las conchas holladas
suelen esculpir en el limo
que deja al descubierto la marea
cuando las olas retroceden.

Hiciste de los barcos escorados
tu casa, del horizonte tu tierra,
y fuiste atesorando tu evangelio
en viejas botellas que nunca
fueron arrojadas al agua.

Presiento que la sal cerosa
de aquellos mares estivales
ha sido el agua bautismal
que cauterizó tus heridas,
las que te fue dispensando la vida
en esos ciclos tan irremediables.

Quizá aún queden en tu boca restos
de aquella salmuera. Acaso sea esa sal
la que habrá de calmar mis sajaduras,
cuando los poetas románticos
acudan para inundar el otoño
con versos de estufa y cocina.

 

© Juana Fuentes
Blog del autora

2 comentarios:

  1. Muy hermoso. Me avergüenza reconocerme poetisa romántica dispuesta a «inundar el otoño
    con versos de estufa y cocina» cuando hay tantas cosas que decir.
    Un abrazo.

    • Gracias, Elena. No dejes de escribir tus preciosos versos arropada por el calor tan maravillosos de una cocina confortable. Son los mejores versos de amor y esperanza que pueden escribirse.
      Un cálido beso.

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