Santolina.Por Manuel Brescané Muñoz

 

Navega la carabela bajo mariposas de velas,
a veces se permutan las sombras;
un plato de panes que alimenta la obscuridad
está repleto de cortezas y fantasmas del teatro;
perviven las náufragas memorias
recordando en la cala de los confidentes
y meditan a la espera del rescate por mentes
de seres de patas largas y flojas;
elefantes de cabeza y trompa de tuba
amenizan con jazz de una noche de verano
junto a ciervos que improvisan a la lira.
En ojos de mujer de salón veo París,
beso y yazgo en sus labios encarnados
antes de que viva y se asome a la ventana.
Me conmuevo ante dos niños desnudos
que viven a dos pasos de la muerte.
Una calavera me recuerda lo cercana de ella
y mis gafas de cerca sólo ven siluetas de mujer.
Cómo se atraviesa del realismo al surrealismo…
Salvador, un genio en cruzar lo aduana, lo demostró.
En su santuario creativo, donde jamás faltó la fertilidad,
sintió e inspiró siempre santolina,
por eso en el mío, que es tu Tierra,
la planto cada día junto a esperma de textos.

Manuel Brescané Muñoz
Julio 2012
Ganador de la categoría fotografía del
premio Especial «Tras las huellas de Ibn Arabí»

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