Señales
Nunca entendimos bien el porqué de las muescas,
el temor a lo efímero,
esa oscura obsesión de permanencia
que tienen los amantes cuando ya todo importa.
Doblábamos las hojas de los libros
que hablaban, sin saberlo, de nosotros,
marcábamos las fechas,
señalábamos
el instante final de los orígenes.
La vida era un espejo repetido mil veces,
una sola verdad,
un solo tiempo sucesivo
donde mirarse cada vez más lejos.
¡Sólo puede fallar lo que no existe!
repetíamos.
Después supimos que el amor se acaba
quedando
para siempre
tallado en la corteza de los sueños.
Luis Oroz
Blog del autor
Me gusta mucho. Un ritmo excelente, y el poema te deja su aroma de buen poema.
Me encanta este poema. Ritmo, emoción, belleza. Lo tiene todo.
Un abrazo, Luis
Ana