Era de plata pura la luna que asomaba
y en tu cuerpo de plata se dejaba caer,
y así como de plata nuestra noche empezaba,
como en vaso de plata yo te ansiaba beber.
Algún metal del cielo tal vez desafinaba
y la lluvia sangraba con falsa melodía,
pero cual plata urgente yo en ti me derramaba
y no existía más música que la tuya y la mía.
Luego el gesto cansino de fatiga cansada
daba paso a la bella tan plateada alborada
y tu boca de plata suspiraba por mí.
¡De plata fue ese tiempo que te tuve en mis brazos
y aunque de bronce luzcan ya todos los ocasos,
de plata es el recuerdo que conservo de ti!
Marcelo Galliano
Imagen: Cuadro del pintor peruano Renso Castaneda
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