Sonidos del aire. Por Juan A Galisteo Luque



Dulces pajarillos
que alegráis mi alma,
cantando celosos
con ansia temprana,
no dejéis que asome
esa pena ingrata,
que esconde el espejo
de la madrugada.
Cantad armoniosos
en las verdes ramas,
que al vivo reflejo
de una tarde clara,
sois paz y alegría,
sois esa mirada,
que incita el sentido
desde la distancia.
Mil flores silvestres
al viento se alzan,
mostrando dichosas
su humilde elegancia,
luego, sus colores
de bella semblanza,
van buscando un cielo
que mi ser no alcanza.
Un vivo riachuelo,
al llegar me abraza,
su risa es mi llanto,
también mi esperanza;
unas veces llora,
otras veces canta,
y solo se escucha
un ronco murmullo,
del firme y sonoro
discurrir del agua.
Aquí, en este parque,
junto a la enramada
y esa suave brisa
que besa mi cara,
contemplo la vida,
que sola se afana
por unos instantes…
y no dice nada.
Dulces pajarillos
que cantáis al alba,
desde aquí, os escucho
con intensa calma.
Son vuestros sonidos,
sueños de alborada,
que en las largas noches
de luna dorada,
anuncian el día
desde la distancia.
Pajarillos vivos,
que por la mañana
lanzáis melodías
hasta mi ventana,
no dejéis que asome
la cruel añoranza
y oprima en silencio
la paz de mi alma.
——

Juan A Galisteo Luque
Derechos registrados
Del poemario: Romances en la penumbra

Blog del autor

Un comentario:

  1. Es un placer volverte a leer. Entre tus versos se cuela la figura lejana de Machado, y de las poesías tradicionales españoles, las medievales que cantan los juglares al espíritu aprisionado que sueña con volar un día.

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