—Da igual, un árbol gigante en alta mar.
—No, no es un barco. No tiene cubierta ni proa ni popa, sino tronco, raíces y hojas, como todos los árboles; solo que es gigante y está en medio del mar.
—A su sombra, en una hamaca que flota sobre el agua rizada. Cultivo allí un huerto de peces y el árbol es faro y yo farero de soledades marinas.
—De algas. Y del árbol su fruta madura: da orgasmos; redondos, blancos.
—¿Que dónde estás tú? Tú eres una sirena dulce, delicada, con falda; a nado te mueves de isla en isla, no moras más que en tus piernas largas y vienes cuando vienes.
De: Urbanorama
Manuel de Mágina