Telediario
Aquí,
dentro de estas paredes
con esta ducha, la comida necesaria,
los pasos precisos, el cloro de la ciudad,
la garganta convulsa de lo repleto,
vuestro grito es estricta hemorragia.
Aquí,
la queja es costumbre,
los vacíos nuestros alfabetos,
lo afilado de tanta indolencia,
las nodrizas resecas de nuestros cielos.
Las alambradas, nuestras propias sombras,
y el quejido no mengua.
Nos duele el espíritu,
la noche es un reto,
el día una escalera.
Y vosotros,
vosotros amanecéis sin suelo.
Los ojos de los niños nunca mienten
entre tanta flor de espuma.
Asilo,
solo una tierra para florecer.
Asilo,
para olvidar de la guerra su rumor bastardo.
Os vemos,
el holocausto entre Grecia y Macedonia,
en el invierno del desastre.
Europa ya no sabe
ni por perra ni por vieja.
Y rogamos a dioses y gobiernos
hagan algo
–hacer nuestro el sufrimiento
es remover los rescoldos del infierno–.
Idomeni, Lesbos,
el río entre los apátridas.
Los huesos, los calados huesos,
los pies y el barro.
Ese telediario de las tres
que nunca nos deja comer en paz.
Pilar Gorricho
Qué cierto que los ojos de los niños nunca mienten; el horror y el terror no mienten jamás.
Enhorabuena Pilar. Quiero darte las gracias por conseguir crear belleza de algo tan triste, aunque sea, en forma de espinas y palabras sangrantes.
Un abrazo fortísimo.
«Europa ya no sabe / ni por perra ni por vieja». Ese puñal también nos lo lanzan los telediarios.
Nada más que añadir al dolor de un lado y a la indiferencia del otro.
Un beso para todos.
Me sumo a tu grito y a tu dolor. Turquía no es la solución. Esta no es nuestra Europa, nos la han cambiado. ¿O tal vez nunca fue lo que creímos?
Un abrazo.
Contigo repito:«Y rogamos a dioses y gobiernos ⁄ hagan algo».
Nada más, Pilar. Muchos besos.