La ígnorancia es pupila del atrevimiento,
tu puñal, perverso, sin dilación,
se arenga,
se asesta,
destruye,
hiere.
(Y acicala mis alas). Las doy por amor a quien lustra mi verso.
La madrugada tranquila de la inquietud
tropezó en la voz de quien amante, se sabe amor,
me sabe,
me siente,
construye,
sana.
(Tú impregnaste mi canto de lágrima). Rebozo ahora nebulosas de alegría.
Bienhallado sea el odio en tu caso.
Bienvenido sea el amor en el mío.
No rectifico el debate ni devuelvo pedrada.
No desato la sinhueso ni altero el devenir.
No correspondo el agravio con vilipendio.
Nunca usé fuelle para avivar un fuego.
Sí repliego la voz ante el insulto.
Sí ausento mi perfil ante tu paseo.
Sí guardo el respeto y el pudor.
Siempre devolví beso a bofetada.
Bendecido, en gesta, sea siempre tu paso.
Agnóstico, en hazaña, sea el mío.
Seré yo, ingenua y doliente,
quien comprenda, al punto,
que no se voltea una moneda
cuando cara es odio grotesco
y cruz el milagro del amor.
(Tu envés es virulencia). Mi revés es una oración de paz.
Vuelve la vista cuando quieras,
desde donde quieras
y en el modo que te convenza.
Plácida o nerviosamente.
Y mira tu obra, tu arcilla sin escudo,
tu barro indefenso y deshecho,
tu creación última… Yo, en pie.
Retoma la trampa si es deseo,
imanta el dado del Destino
para ganar doble jugada,
aprovecha mi parpadeo
para guardar ficha en la solapa,
gana el envite con trastada.
Yo el daño no lo consigno. Ni lo veo.
Cuando acabes el juego,
calzarás sandalia de laurel.
Y puedes alejarte ante estupor ciego.
No tendré ni labios ni ojos ni oídos.
¡Una condición!
No mojes tus manos en el río de mi sangre.
Si alcanzara tu dedo incauto
el manantial sacro de mi vena,
– y no siendo amenaza, es garante-,
trucaré mis dados en devuelta faena.
No vuelvas entonces.
Perderás la apuesta del tablero.
(Es guerra avisada). Y anticipada, nunca mata soldados.
Verónica Victoria Romero Reyes
Blog de la autora
“Tres veces la mejilla”. Derechos registrados.