Cuando levanto mi rostro
y miro hacia las estrellas,
me parece ver entre ellas
los ojos de una mujer;
su nombre, yo solo sé.
Siento que me están mirando,
y a la vez están llorando,
porque no pueden saber,
si estoy con ellos jugando,
en vez de estarlos amando.
Son tus mejillas dos rosas
que entregaste para mí,
por eso, las quiero tanto,
y tú, suplicas con llanto
que las bese para ti.
Tus labios son como el fuego
que arden cuando se besan,
y que se mueren de frío
cuando por algo se dejan.
Miro tu imagen y siento
que está cerca de mi vida,
y aunque parece que miento
porque te llamo querida,
yo soy aquel que te olvida
solo en aquellos momentos,
en que la vida es tormento,
y los que sufrimos dentro,
bien sabemos cuántas vidas
de personas olvidadas,
se quedan abandonadas,
por no ser las elegidas
para ese amor real o incierto.
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Juan A Galisteo Luque
Del poemario: Versos de luz y sombras
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