Para saber de mí busco tus manos,
la luz y la palabra,
la calidez sonora de la tarde,
y el tiempo y la tormenta.
Busco la piel secreta de tu vientre
-que nadie más que yo sabe que tengo-
y el dolor del vacío en el costado
que me tiene entregada a recordarte.
Hay días que me sé desmantelada
como un viejo teatro sin actores,
-inapacibles días
que chirrían oscuros de silencios-
y otros tantos de verme espiga lenta,
decrecida de ti, muda en el campo.
Busco entonces la sed que arde en tu boca,
la proscrita quietud que hincha tus venas
y todo cobra vida y se enaltece.
Para saber de mí busco en tus manos
la luz y la palabra,
la verdad de las cosas que me importan.
Porque en tu voz admito mi existencia
y todo lo demás es vana muerte.
Mari Cruz Agüera
Jurado del VII Certamen «Poemas sin Rostro»