Una sombra. Por More

Aquella sombra fugitiva es de mi esposa
que apenas siente tras su muerte vida
el velo de su espíritu sereno
urgente despabila
Va buscándome en la cima y en el valle
en el último suicida perdonado
en la sangre olorosa que derrama
mi herida por su mano
y mientras, yo no encuentro la cancela
a la que atara cinco corazones,
no encuentro la cadena, ni la llave
ni el ojo de colores
no sé donde se encuentran sus promesas
de volver a contarme su llegada
a la última morada de la carne
por Cristo perdonada
mas sé que no me olvida allá en el cielo
pues tengo suyo el corazón guardado
en la naranja bolsa que en mi estancia
su altar ha reservado
a la caja de plata que contiene
mi corazón, el suyo y al dictado
su postrer voluntad de no perderme,
mi anillo y mi pecado.

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