A menudo imagino
que vivo en una casa
en las abruptas faldas de una montaña.
De abetos repleta,
que al abrir las ventanas
lavan mis marchitos pulmones
con su savia.
Y nieva en invierno, y en primavera
las amapolas me sueñan
rojas como esta sangre infecta.
La pradera al fondo,
en una misericordia del infinito
con sus lunares de margaritas.
Dentro el calor,
todo este calor naciente de estas manos
que no saben dónde gestar
esa familia que siempre quise.
Quise muchos hijos
para poner con ellos un abeto en navidad,
lleno de bolas y espumillones y muchas luces,
miles de luces alumbrando este cansancio.
La chimenea al fondo como una canción
crepitando cuentos con finales felices.
Esos hijos míos
no morían en este sueño.
Se hacían juncos abiertos al sol,
que nada ni nadie quebraba.
Los hijos de mis hijos venían a verme
y con sus lenguas recién estrenadas
me llamaban abuela.
Yo les preparaba galletas en el horno.
Y juntos veíamos caer la nieve
atascando nuestra puerta, esa puerta
abierta siempre al regocijo.
Cada uno vive como puede.
Yo
me cambio de traje para otro baile
cuando el maldito griterío de mis guerras
coloniza mi mente.
Necesito que siga la danza
y siempre la misma balada de Sinatra.
«A mi manera».
Entonces lloro y sé que existo.
Pilar Gorricho
Siempre conmovedores tus versos, brotados de la experiencia. Lloramos, luego existimos. Quizás porque la sal en la lágrima es también esencia de vida.
Muchos besos.
Si se puede gestionar el dolor ésta es una de las formas más hermosas y fecundas que conozco Pilar. Tu poesía ..
Un abrazo grande.
Soñar la vida es, a veces, la única forma de atravesarla, aunque luego sea una canción quien nos rescate de las perdidas. Una delicia Pilar.
Besos
Tan bellos como tristes tus versos. Conmueven hasta el tuétano… La vida es dura e injusta, pero hay que seguir viviendo aunque muchas veces no entendamos para qué. Seguro que, mientras le buscamos el sentido, una canción de Sinatra, por ejemplo, nos ayuda a pasar el rato.
Muchos besos.
Primero fue la música, después fue la palabra.
Conmovedoras y bellas imágenes:
«Se hacían juncos abiertos al sol,
que nada ni nadie quebraba».
Gracias, Pilar. Mi sincera felicitación y un abrazo
Bonita vida soñada, bonita canción, y mejores versos.
Un abrazo.
Me ha encantado tu poesía Pilar, llena de ternura, de un sabor agridulce. Y de fondo la canción de Sinatra. Perfecto.