Buenas noches, amigos. Hace bastante tiempo que no pasaba por este rinconcito tan literario y querido. Ciertamente, tengo poco tiempo… pero no me olvido de vosotros. Os deseo un mes de julio maravilloso. Un fuerte abrazo para todos. Anna
Refranes: la tradición popular
Desde chiquita me crié escuchando esas rimas tan graciosas cuyo significado se me escapaba en numerosas ocasiones.
Mi madre, toda ella muy capitalina, nacida en el primer cuarto del siglo XX. Madrileña hasta la médula, y por ende castellana, estaba acostumbrada a escucharlos y a soltarlos; siempre los tenía en la punta de la lengua.
A medida que fui creciendo, empecé a imitarla. Yo comenzaba a decirlos y ella me ayudaba a terminarlos. Un día le pregunté: «Mami, ¿por qué sabes tantas adivinanzas?». No son adivinanzas, son refranes –me contestó—. Y volví a preguntar: «¿Qué son los ‘frefranes’? –ella rió a carcajada limpia porque siempre me inventaba palabras o tergiversaba las colocación de las letras.
Me hizo repetir la palabra un montón de veces, y, después, me contestó que su tatarabuela ya las sabía. Habían pasado de generación en generación y formaban parte del saber popular de nuestros antepasados. Sobre el significado, me comentó que era un juego de palabras que encerraban una verdad contundente.
Me acostumbré a ellos tanto como a merendar Nocilla. En la adolescencia, parecía un papagayo repitiéndolos como el catecismo. Todavía los utilizo pese a que estén en desuso. Cuando mi madre se hizo mayor y comenzó a olvidarlos, jugábamos a la inversa: yo decía el principio y, ella, si lo recordaba, el final. Así quedó el asunto.
Ayer, al coger un catálogo del supermercado Aldi, vi que estaba repleto de refranes. Fue divertido. Pensé: «Caray, ¡que sabio es el refranero español!». Y, heme aquí, tecleando un artículo sobre los mismos; desde luego, se lo merecen. Sin embargo, ¿comprendemos su significado y sabemos de dónde provienen? Rebuscando por el todopoderoso Internet, he encontrado numerosas entradas, y he recogido un poco de cada. Aquí os dejo el resultado.
- Refrán: adagio, dicho, aforismo, agudeza, apotegma, máxima, proverbio, sentencia…
Un refrán es una frase corta cuyo significado expresa un consejo útil en la vida cotidiana o simplemente resume los hechos o situaciones conocidas por el pueblo. Su origen es antiquísimo y han existido en la mayoría de culturas a lo largo del tiempo. Por tanto, podemos decir que son atemporales. Como refranes en la lengua española, datan del siglo XV y son descendientes de las estrofas de Los Cantares de Gesta que los juglares divulgaban durante el Medievo entre la población. Contaban las hazañas heroicas de los personajes importantes, en una sociedad mayormente ágrafa.
Los primeros refranes escritos y recogidos por la tradición popular son: El libro de proverbios de Sem Tob de Carrión, El libro de los ejemplos del Conde Lucanor y Refranes que dicen la viejas junto al fuego del Marqués de Santillana.
Hay aforismos que aconsejan y otros que aseveran un hecho conocido. Aunque, en numerosas ocasiones, pueden acoplarse a los dos apartados. Sin olvidar que en cada país o incluso región de una misma nación, existen variantes.
Algunos ejemplos, significado y procedencia de las máximas que aconsejan:
- «Hasta el 40 de mayo no te quites el sayo». Es como decir que se nos recomienda permanecer abrigados hasta estar seguros de que ha desaparecido el frío. Su origen es muy antiguo.
- «Al mal tiempo, buena cara».Su procedencia se sitúa a mediados del s. XIX en Polonia; parece ser que un mendigo calamitoso la repetía con una hermosa sonrisa, pese a todas sus desgracias.
- «En boca cerrada no entran moscas». Aunque hay muchas dudas, se cree que un campesino le dijo al rey Carlos V que mantuviera la boca cerrada porque en esas tierras las moscas eran muy insolentes. Actualmente, prevalece como la insolencia de las personas que hablan demasiado.
- «Cargar con el mochuelo». Este dicho denota que tenemos entre manos un asunto enojoso y difícil en contra de nuestra voluntad. Se cita como origen la estancia de dos jóvenes en una posada cuya única comida era una perdiz y un mochuelo. Uno le dijo al otro, o te comes la perdiz y yo al mochuelo. O me como la perdiz y tu cargas con el mochuelo. No hay más.
- «Aunque la mona se vista de seda, mona queda».Si bien proviene de la fábula de Tomás de Iriarte La mona, indica la banalidad de disfrazar la naturaleza de las personas ya que, a la larga, se descubre tal cual son. ¡Amigos esta nos viene de perillas a todos. ¿Quién no utiliza Photoshops o está tentado en usarlo para embellecerse o rejuvenecerse? Es lógico. Cosas de humanos…
- «A río revuelto, ganancia de pescadores». Común entre pescadores, alude a que se pesca más en el agua turbia que en la clara.Quizá porque en la turbia los peces se ciegan y es más fácil que caigan en las redes. Por extensión, en humanos sucede algo parecido. ¡Ojos con los líos que pueden liárnosla! Valga la redundancia.
- «A palabras necias, oídos sordos». Dicen que un charlatán se acercó a Aristóteles y, después, fue a disculparse. Este respondió que mientras hablaba, él pensaba en cosas más interesantes.
- «Más vale tarde que nunca».El filósofo griego Diógenes, ya anciano, le soltó este proverbio al que debía ser su profesor de solfeo y se negaba a ello por lo avanzada de su edad. Todavía perdura.
Ejemplos y significado de los dichos que aseveran un hecho conocido:
- «En abril aguas mil». Asevera que en el mes de abril, por lo general, llueve bastante. Sentencia conocida desde hace muchísimos siglos.
- «Estar de buena o mala Luna». Conocido desde antiguo y relacionado con las deidades lunares, significaría algo así como tener un carácter muy voluble, tanto como las facetas lunares.
- «Cada palo que aguante su vela». Proviene de un dicho marinero que alude al mástil fijo que sujeta la vela. Su significado es muy sencillo: cada cual tiene que resignarse con su suerte y responsabilizarse de sus actos.
- «En casa del herrero, cuchillo de palo». De origen incierto, señala que, a veces, falta cosas en el lugar donde nunca deberían de faltar.
- «A buen entendedor, sobran palabras». Se le escuchó decir a Plauto. Viene a señalar que quien posee cerebro no necesita largas explicaciones para comprender algo.
Como este artículo es eterno, me plantó con el refrán preferido de mi madre: «De Madrid al cielo y un agujerito para verlo». ¡Ojalá que vea su ciudad desde las nubes de algodón y las estrellas de fuego!
¡Feliz mayo!
©Anna Genovés
08/05/2016
Puedes seguirme desde mi blog personal: Memoria perdida
The Handsome Family – Woodpecker