Rutina. Por Lara Morgenröthe

Muy de vez en cuando me encontraba a mí mismo divagando acerca de los quehaceres y las relaciones humanas. Me bastaba con ver a alguien llevando a cabo sus tareas cotidianas, como si les fuera la vida en rellenar ese cheque o en escurrir la pasta para la comida. Es entonces cuando comenzaba mi ya consabido murmullo mental, acrecentado en aquellos días en los que discutía con alguien o me iba mal en el trabajo. Este murmullo comenzaba con la idea de la estupidez en el automatismo con el que llevamos los asuntos del día a día.

Veía actuar a la gente que me rodeaba y me sometía a ese ritual particular de descubrir la estupidez y el sinsentido en lo que todos hacemos normalmente, exactamente igual que cuando repites una palabra unas cuantas veces y se te torna irremediablemente extraña.

Actos y palabras usados con normalidad, de pronto todo parece vacío.

Y me preguntaba si la gente era consciente de su animalidad, tal que mitad instinto, mitad rutina, les susurraba: «¡hora de comer!» y comían, «¡hora de besar!» y besaban. Pero no creía que se pararan a pensar en el porqué de cada instante. Cada vez la burbuja se hacía más grande en mi cabeza, y reflexionaba acerca de si no seríamos, en realidad, animales aburridos que necesitan ocupar su tiempo para evadirse, con inventos y estratagemas que sólo consiguen devolvernos la vida todavía más compleja de lo que ya era de por sí. Y cuando estaba a punto de caer en preguntas existencialistas, y con el más puro nihilismo acechando a la espalda, una mirada de soslayo o un «¡demonios, Chéspir! ¿Qué pasa ahora?» de mi mujer me sacaba del embrollo en el que yo mismo me había metido.

Así paraba la máquina y, para calmarme y devolverme a mí mismo el voto de confianza como ser humano que soy, repetía las palabras mágicas en mi cabeza: «Chéspir, piensas demasiado», y volvía a mis quehaceres cotidianos, como rellenar cheques o escurrir la pasta.

Lara Morgenröthe

Blog – Lara Morgenröthe

laramorgenrothe

I myself am hell; / nobody's here—

4 comentarios:

  1. Creo que muchos de nosotros quedamos bien retratados en tu relato. A veces tan especiales y otras veces tan normales. Carne y hueso, al fin y al cabo.

  2. Nunca me quedará claro si es más sano sumergirse en la rutina o pararse de vez en cuando a pensar. Porque, normalmente, cuando lo haces, da vértigo.
    Ay, el ser humano…
    Un abrazo.

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