Tordesillas. Por Juan A Galisteo Luque

Tordesillas

 

TORDESILLAS

 

(I509-1555)

Absorta está Doña Juana

soñando con “La Latina”

y el manejo del palacio,

cuando una sombra cercana

a su lado se aproxima.

 

-Madre, soy yo, ¡no me escuchas!

soy tu hija Catalina,

y así, ruego te adecentes,

que hoy tenemos la visita

de un soldado apuesto y noble;

su nombre…, Juan de Padilla.

 

 -Pasad presto, capitán,

y aquí, cercano a mi orilla,

sentaros en confianza,

que el momento lo precisa.

 

 De los ojos de la reina

se engrandecen las pupilas,

que no dan fe al testimonio

por su vileza y mancilla.

Y después de aconsejarlo,

sin enojo y sin rencilla,

lo despide, con el trato

que su nobleza la obliga.

 

-Hasta siempre capitán,

¡que Dios os guarde la vida!

y a los flamencos demande

por su ambición desmedida.

Yo aguardaré en mi prisión,

con la esperanza perdida,

mas, con la fe de tu honor.

 

El albor de la mañana

ya a lo lejos se divisa,

iluminando la torre

con la luz de una sonrisa.

Llegan sonidos de gloria

presagiando una desdicha,

Catalina lo presiente

y vistiéndose deprisa,

se aproxima ante su madre

candorosa e indecisa.

 

-Madre, ¿No escucha un lamento

al rumor de la campana?

son voces, que trae el viento

del campo de Villalar;

el ejército imperial

ha vencido esta mañana

a las tropas comuneras,

y a esta hora tan temprana,

baja el río a sus riberas

roja sangre inmemorial.

 

Reina Juana, Reina Juana,

propietaria de Castilla,

de Aragón y de Navarra,

de Córdoba y de Sevilla;

del gran Reino de Granada,

de Málaga y Almería,

Las Canarias, Gibraltar,

Murcia, Jaén y Galicia.

Reina de todas las tierras

de ultramar, que en las Antillas

son Indias Occidentales.

Archiduquesa de Austria,

Duquesa en su maravilla

de Borgoña y de Brabante;

gran Señora de Vizcaya,

y Condesa a dos orillas

de Barcelona y de Flandes,

hoy te encuentras recluida

entre murados de piedra,

como una rosa encendida.

 

Tú, que siendo la más grande,

no conociste la dicha,

¡sufrirías la amargura,

la infamia y la cruel mentira,

y aquellos que te ensalzaron

después te abandonarían!

Por los largos corredores

del torreón de la villa,

el malvado Sandoval,

Marqués de Denia, te humilla

con despótica arrogancia.

Y en su celo inmensurable,

se aprecia una cobardía,

porque el verdugo es vasallo

de su innoble tiranía.

 

Duros fueron esos años

confinada en Tordesillas…

 

 Cuarenta y seis largos años,

que unidos también al duelo

por la muerte de tu esposo,

acrecentaron tu pena

y mermaron tu alegría.

Tan solo la compañía

y el consuelo de una hija

que siempre estuvo a tu lado;

después te abandonaría,

para unirse en matrimonio

con el rey de Portugal.

Reina Juana, reina Juana,

heredera de Castilla,

tan gentil y enamorada,

tan sutil, culta y sencilla,

hoy te encuentras sola y triste,

encerrada y sometida

al interés del Estado,

como una rosa cautiva.

***

 

Autor: Juan A Galisteo Luque

Fragmento del romance: «Tristeza de amor»

Premio: Centro católico de obreros de Medina del campo

Fotografía  y Blog del autor

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