Un Imperio Castellano. Juan A. Galisteo Luque.

Reina Isabel la católica

 

 

UN IMPERIO CASTELLANO

I
La corona de Castilla
era tan grande que estaba,
junto al reino de Aragón
en su más estrecha franja,
rodeada por los mares
y una Portugal cercana.
Arriba al Norte, dormida,
sola y aislada quedaba
a orillas del Pirineo,
la Baja y Alta Navarra.
Un mundo se descubría
para gloria castellana;
desde Europa a las Antillas
cruzaba el fulgor del alba.

*

Vencidos fueron los moros
por Sancho el fuerte en las Navas.
Llegaron nuevas conquistas,
Antequera, Ronda y Málaga.
La suerte en la reconquista,
muy pronto se ve inclinada
a favor de los cristianos,
por la pérdida de Alhama,
Guadix, Baza y Almería,
y por último… Granada.
Dicen que lloró Boabdil,
cuando abandonó la Alhambra,
dejando esa maravilla
como pago a una esperanza.

 

II
Murió la Reina Isabel.
La Mota, fue su morada.
Desde Medina del Campo,
entre sus torres calladas,
en el mil quinientos cuatro
a Dios, le entrega su alma.
-No hubo villas ni palacios
que no oyeran las campanas-
Allá, por la medianoche,
cubren con velo su cara
y adornan todo su cuerpo
con pétalos de jacintos
y ramos de rosas blancas.
Cirios, alumbran el lecho,
y entre sus manos heladas,
lleva guardado en el pecho
un crucifijo de plata.

*

Ha transcurrido ya un tiempo
que el Rey Fernando, dejara
todo el poder de Castilla,
con sus pactos y alianzas,
al gran Cardenal Cisneros.
Mientras tanto, todavía,
coronada de semblanza,
Valladolid, sigue siendo
piedra angular de importancia
en la futura nación,
antes que Madrid lo fuera
en su grandeza de España.

 

III
De Flandes, el rey Don Carlos,
con porte y extravagancia,
nieto del Emperador
Maximiliano de Austria,
toma posesión del reino
por su madre Doña Juana,
que dicen, estaba loca,
consecuencia a la desgracia
de la muerte de su esposo.
“Reina madre y heredera,
es la reina propietaria;
recluida en Tordesillas
se siente allí traicionada”

*

Al morir Maximiliano,
hereda corona sacra,
y, es de nuevo requerido
por la corte de Alemania
como nuevo emperador.
Sin conocer nuestra lengua,
sin consejo y con distancia,
cambia a capricho las leyes,
mandos de las tropas cambia,
dejando como regente
a un extranjero, que llaman
Adriano de Utrecht, quién fuera,
más tarde futuro papa.
Hasta Guillermo de Croy
joven de apuesta elegancia,
nombra arzobispo en Toledo,
sucediéndole a Cisneros
con su mística arrogancia.
Lo que fuera escepticismo
y alegría en su llegada,
lograría el descontento
de las cortes castellanas.

***

 

Juan A. Galisteo Luque

Fragmento del romance: «Comuneros de Castilla»
Derechos registrados, fotografía y blog del autor.

2 comentarios:

  1. Retazos de una historia llena de avatares en la época imperial. Me encantaría leerlo entero. Gracias por estos poemas 🙂

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