Viviré simplemente.
Un hálito invisible irrumpe en mis pulmones.
Soy de tierra y de azul. Siento el fértil
brotar del balbuceo
y un retemblar de branquias y avidez.
Sobre la hierba escucho la sístole del mundo.
Nazco y renazco.
Soy cuenco, soy matriz;
soy el refugio blanco de las cosas que caen,
del respirar del bosque,
de los sonidos inabarcables que vela el promontorio.
Vivo en mí. Insuflo a mis oídos
la voz nueva, creadora,
que ingenia su sentido a las palabras.
Hablo y nacen sin sombra.
Es el día primero del palpitar del mundo.
Y lluevo y nievo al tiempo
y me deslizo
en mi ser inmortal.
Elena Marqués
Pura belleza este poema. Mis imágenes del día: «Soy de tierra y de azul». «Sobre la tierra escucho la sístole del mundo» «Hablo y nacen sin sombra».
De ahora en adelante, cuando en mis siestas estivales me tumbe sobre la arena, intentaré escuchar «la sístole del mundo». Poco más puedo decir de unos versos que hablan por sí mismos. Enhorabuena.
Un beso.
Hermosa forma de vivir, de sentir y escribir.
Gran poema amiga Elena.Lleno de matices y coherencias y muy bello,Te felicito de todo corazón.Un gran abrazo
Muy original con imágenes precisas que atraen, un gusto leerte.
Desde Rosario, mi ciudad, va un abrazo
Betty
Qué deleite de poema Elenita. Puro Maná interior que fluye desde el poeta a la tierra, que todo lo impregna hasta renacer de nuevo en palabras.
Un abrazo grande.
Muchísimas gracias, amigas y compañeras de las letras, por leer este ensayo de poesía y vida. Ahora solo me queda convencerme de que puede ser «el día primero del palpitar del mundo» y echarme así a caminar.
Besos.