¡Nadie me enterró en medio del camino!
¿Qué miras pues? ¿Nunca viste una piedra partida,
un pedrusco sin forma ni sentido?
Hasta que una mano jugando puso ojos
sobre párpados cerrados y me obligó
a tomar nota de mi entorno,
a percibir el azul tras las copas
y los troncos de pinos inalcanzables,
y cegarme con el fulgurante vuelo
de palomas que se alejan a su antojo
sin lastre de grava ni polvo,
sin ser tierra sin serlo
porque son aire o así lo pretenden.
Dorotea Fulde Benke