El paraíso, la cama de un hotel. Doce palmos de algodón convertidos en una isla para dos. Fuera llueve, las gotas caen despacio y no hay prisa. Nada la tiene. El relente, que se cuela por la ventana apenas abierta, bate las cortinas convirtiéndolas en banderas de un abordaje piel a piel, contagiándonos de una humedad relativa. Me duermo en tí. Cruzo las piernas para sostenerte así, sobre mí y extiendo los brazos para abarcar las cuarenta y ocho horas de un mundo efímero, único, total.
Fuera, una tormenta marina. Dentro, sólo tú.
Anita Noire
Entrada completa en el Blog de la autora
Con tan pocas palabras, qué excelente relato. Me gusta. Gracias.
Hola anita entre a tu blog y muy interesante y sugestivo tu blog. Lastima que no puedo activar el outlook sino te hubiera escrito para felicitarte. Mis mejores deseos
Sara Lucas
Perú