La industria cultural y el coste de oportunidad. Por Kids

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En mi primera clase de Microeconomía en la Universidad de Oviedo uno de los escasísimos profesores extraordinarios de los que pude disfrutar en la carrera comentó que la diferencia entre un economista genial y un economista del montón era la compresión perfecta de tres conceptos. Entre ellos estaba el coste de oportunidad.


El coste de oportunidad de algo es aquello a lo que se renuncia por conseguirlo. Así de simple. Aunque, si realmente fuera así de simple, esta definición no separaría a los genios de lo que no lo son, y, evidentemente, en la industria cultural la genialidad brilla por su ausencia.


Muestra de ellos es la expresión la cultura del todogratis. Si alguien piensa que descargar un disco a través de Internet es gratis es que está descartando el coste de oportunidad.

Esto tiene sentido si eres un juez. La absurda argumentación de la industria de que el ánimo de lucro existe cuando alguien se descarga algo porque deja de pagar por él en términos legales es una interpretación excesivamente generosa del concepto «lucro» como han indicado reiteradamente los jueces.

Pero, si hablamos de economía y de mercado, sí que deberías usar esta idea, y lo siento mucho, pero los discos, los libros y el cine no son cultura sino mercados culturales intervenidos y protegidos por el Gobierno por (oficialmente) unas externalidades positivas muy discutibles.

Economía de andar por casa

Para entender un poco mejor el coste de oportunidad usaré un ejemplo muy sencillo. Ponte en la piel de un desgraciado autónomo español que sabe perfectamente su precio/hora, el cual usa para presupuestar trabajos y está calculado a partir de su nómina, cotizaciones, alquiler, préstamos, etc. Vamos a fijar el precio hora en 20 € por ejemplo. Con una jornada de 40 horas semanales nos daría un sueldo bruto de 3.360 € al mes con el que tendría que pagar todos los costes que hemos indicado y unas vacaciones de vez en cuando.

Así pues, ¿cuál es el coste de oportunidad de que nuestro autónomo dedique 1 hora de su horario laboral a jugar al buscaminas? Pues sencillamente 20 €.

Un momento, ¡el buscaminas es gratis! No, para este autónomo y en términos económicos jugar al buscaminas conlleva un coste de oportunidad/hora a considerar.

Nuestro autónomo recibe un encargo por 10€/hora. ¿Debería aceptarlo? Esa no es la pregunta que se hará el autónomo. Su pregunta será ¿cuál es la mejor opción alternativa a este trabajo? Consciente o inconscientemente está pensando en su coste de oportunidad.

Otro ejemplo clásico. En términos económicos el coste de ir a la Universidad no es lo que pagas por la matrícula y los libros. Es lo que pagas por la matrícula más lo que ganarías trabajando de no ir a la Universidad (esto último es una simplificación brutal del segundo principio de economía de Mankiw en un libro que todo el mundo debería leer). Por cerrar esta sección, el coste de oportunidad es la suma de los costes explícitos (lo que desembolsas por algo) y los implícitos.

No me interesan tanto los números como dos conceptos:

  • Las personas tomamos decisiones basadas en costes de oportunidad.
  • El tiempo empleado en algo tiene un coste de oportunidad.

¿Cuánto cuesta descargar un disco de Internet?

Si piensas que descargar un disco de Internet es gratis entonces te recomendaría trabajar para la SGAE o directamente buscar curro en el Ministerio de Cultura donde piensan igual que tú.

Para mí descargar un disco no es gratis porque me lleva un tiempo realizar esa operación.

Imaginaos un escenario límite donde sólo existen estas dos opciones para escuchar un disco.

  1. Comprarlo por 10 €.
  2. Descargarlo del eMule, proceso que lleva 365 días en los que no te puedes separar del ordenador ni un segundo para que no se fastidie la descarga.

¿Lo comprarías? No hay Spotify, ni Apple Store, ni mp3 ni nada que se le parezca. Estamos en 1998 por ejemplo. La respuesta es que un porcentaje altísimo de vosotros lo compraría. ¿Porque es barato? No, porque la mejor alternativa posible es mucho más cara. Indirectamente estás diciendo que 365 días de tu vida valen más de 10 €, cosa muy normal aunque con la crisis vamos camino de que no lo sea.

De repente surge el mp3, los gestores de descarga, los programas de intercambio de archivos, etcétera, y el precio de los discos sube.

Llegamos a otro escenario como este:

  1. Comprarlo por 15 €,
  2. Emplear dos horas de tu tiempo para buscar la descarga, instalar los programas necesarios y posteriormente emplear 7 días en su descarga.

Hum. Aquí la cosa empieza a estar más gris. A algunos les compensará, a otros no porque sencillamente cada persona renuncia a unas cosas distintas en función de su sueldo y sus aficiones.

El coste de oportunidad en el año 2012

El coste de oportunidad de descargarse contenidos culturales por Internet en 2012, o bien es extraordinariamente alto, o bien directamente no existe, quiero decir, no existe una alternativa a lo que nosotros hacemos.

Pongamos por ejemplo el visionado de Black Mirror que hice en mi casa hace unas semanas.

  • Leo la reseña que se publicó al respecto en Jenesaispop.
  • La serie no se emite en España por lo que la descarga no es una opción sino una obligación.
  • Busco en Filestube enlaces para descargar el episodio en alta definición (720p).
  • Descarto unos enlaces que no funcionan hasta encontrar unos enlaces en Megaupload donde tengo una cuenta premium por la que pago en torno a cuatro € al mes.
  • Utilizo Jdownloader que previamente he instalado para descargarme todos los enlaces para el episodio y descomprimirlos.
  • Mientras descarga (veinte minutos aproximadamente con mi conexión) acudo a argenteam, subdivx y sitios similares para ver si localizo unos subtítulos en castellano para el episodio. Los encuentro y los descargo.
  • Una vez están en mi ordenador los dos archivos, los copio con el mismo nombre a un pendrive que inserto en mi televisor para ver el episodio en alta definición, subtitulado en castellano poco después de emitirse en televisión en Reino Unido.
  • Comienzo a ver el episodio y me doy cuenta de que los subtítulos son horribles. Saco el pendrive y repito el proceso con otros que sí que están bien.

Aparte de los conocimientos informáticos necesarios para realizar todos esas operaciones he empleado una hora y media de mi tiempo en tener el episodio listo. (Nota en edición posterior: me consta que al día de hoy llevaría mucho menos tiempo porque hay subtítulos en todos lados; estoy hablando de la primera semana de emisión donde encontrarlos en castellano era un triunfo e incluyendo el tiempo de descarga de un archivo de 1Gb a través de una conexión de 10Mb.)

¿Cómo alguien puede tener las santas narices de decir que me lo he descargado gratis?

Una hora y media de mi tiempo libre para mí vale mucho, pero es que la mejor alternativa posible es… ninguna. No hay forma de que vea un episodio que no se emite en España, en HD, con subs la semana de su emisión. Ni pagando ni sin pagar.

El coste de oportunidad y Spotify Premium

Spotify Premium vale 10 € al mes. Mi novia no paga por él pero yo sí. ¿Por qué? Porque su coste de oportunidad es inferior a 10 € y el mío superior. Ella escucha tan poca música que disfruta simplemente escuchando la radio o bajándose un par de discos al año. Si quiere algo nuevo le vale con la versión gratuita de Spotify con publicidad.

Para mí, bajarme un disco por el torrent (que quizás sea la forma más rápida) me lleva poco tiempo; pero, teniendo en cuenta que devoro música, sumo todo el tiempo que me llevaría bajar todos los discos que escucho, copiarlos en todos los ordenadores que uso y meterlos en el móvil (directamente no caben) y me compensan los 10 €. Me ahorro tiempo que puedo dedicar a otras cosas.

Sin contar que Spotify es un producto bien diferenciado. Sus apps o el aspecto social ofrecen algo que no me dan las descargas.

Cómo salvar a la industria

Aparte de los beneficios extraordinarios a corto plazo y otros recursos que comenté en el post «Contra el monopolio intelectual», la industria del cine, del libro y de la música tienen dos herramentas rápidas para competir con las descargas.

1) Reduciendo costes de oportunidad de sus clientes

Lo del disco es un absurdo y no por el precio, sino porque nadie lleva discman por la calle. Yo ni siquiera tengo cadena de música en casa. Por lo tanto, al coste directo de comprar el disco se le suma el coste de ripearlo a mp3, que, si tiene protección anticopia, crece.

Apple es una de las empresas que mejor gestiona los costes de oportunidad. ¿Quieres esta aplicación gratis en tu iPhone? Ok, puedes emplear tiempo en hacer jailbreak a tu iPhone, instalar Cydya y descargar la app o puedes comprarla en la App Store por 0,79 cts. La gente dice que ese precio es barato porque la alternativa es muy cara.

¿Quieres que pague 20 € por un libro? Pues vale, vamos a jugar a tu juego. Para empezar me lo das en formato físico y digital. El digital me lo das sin DRM más que nada para que pueda moverlo entre dispositivos, y a ser posible me ahorras el viajecito a la librería de El Corte Inglés donde me atenderá una chica que odia su trabajo y que no me sabrá indicar en qué estante se encuentra lo que busco. A lo mejor ahí, y bajando ligeramente el precio, la mejor alternativa posible a piratearlo me compensa.

El problema ahí está no en que se ofrecen productos más caros que los que se obtienen a través de Internet. El problema es que se ofrecen peores.

2) Diferenciando el producto

Si tu estructura de costes es tal que no tienes margen de maniobra para competir con las descargas (aquí la estrella es la falacia de la inversión de la que hablaré otro día), prueba a diferenciarte y ofrecer un producto totalmente distinto.

Cuántas veces oímos eso de Es que en Internet tienes lo mismo pero gratis. Pues aprovecha aquellos puntos donde no puedes competir con Internet.

Tengo un amigo que regenta una maravillosa tienda de comics en Oviedo. No le preocupa en absoluto (o menos que a los demás) la digitalización del papel por varias razones:

  • Da una atención al cliente extraordinaria. Los cómics son un mercado complejo donde un tomo puede no tener nada que ver con el que tiene a su derecha en el estante. Si tienes a alguien que te aconseje bien disfrutarás de tu compra mucho más.
  • Las ediciones de algunos cómics son una gozada. Estos Reyes regalé un V de Vendetta a un conocido por 30 € y, madre mía, no hay iPad que pueda competir con ese papel, con ese olor, con esos colores, con ese tacto…
  • Los cómics son de lo más jugosos para regalar. El paquetito envuelto, la forma y el tamaño de cada tomo es distinto, y un sinfín de detalles si queréis llamar fetichistas que hacen que, para mucha gente como yo, comprar un cómic en tienda valga la pena.

No es lo mismo un cómic en tienda que un cómic digital, lo cual no quita que para algunas personas el coste de oportunidad de bajarse un cómic sea muy alto y les compense la piratería. En este caso yo no estoy entre ellos.

Conclusiones

Cuando hablamos de copia privada y de piratería casi siempre se habla de justicia y de moralidad, pero aquí un servidor piensa que la pela es la pela y que las personas se mueven por costes de oportunidad.

Si esperas que alguien se compre un libro por «apreciar y valorar el trabajo del autor», vas de culo. Claro que lo hará alguno que otro, pero la media pondrá en una balanza las opciones.

Si esperas que alguien se compre un libro porque es ilegal descargarlo deberías ir de culo. Evidentemente forzar un monopolio es un técnica cojonuda para ganar dinero; pero, en mi opinión, un gobierno responsable debería combatir los monopolios, no defenderlos.

Las descargas de Internet no son gratis, tienen un coste de oportunidad. Si ese coste, traducido en euros, no está yendo a tus bolsillos como autor, la mala noticia es que algo estás haciendo mal.

¿La buena? Que tienes un montón de personas dispuestas a pagar por lo que haces.

Fuente: BlogOff

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