Escuchar
(Recitado por Quijote)
y fuese una luz fija la ceguera,
y entre el mirar y el ver quedara el viento…
LUIS ROSALES
A veces (tantas veces,
tú lo sabes),
nos quedamos mirando
el otro mundo desde la ventana
oscurecida y triste de la tarde,
mirando, —que no viendo—,
cómo el frío
besa la herida abierta de los árboles,
mirando cómo sopla sobre el tiempo
tan viento
a
viento
el tedio del instante…
Silencio en la mirada. En el recuerdo,
aquel amor que nos dejó apagados,
tristemente herrumbrosos
y cobardes.
¡Qué dolor el amor
ya malherido,
y cuántas rosas muertas en los parques!
La mirada, en silencio,
le dicta al corazón sus certidumbres,
dudas del soy, del fui, medias verdades,
y se pierde, se pierde inmensamente
en los brazos alígeros del aire.
Y mientras, en los ojos des-
hojados,
la luz evanescente se hace carne
para habitar el hueco del olvido,
para sabernos vivos, todavía,
y alumbrar los umbrales
de este desasosiego de ser hombres,
de esta rara aventura
sin anclaje.
Bandadas de estorninos
vuelan segando el cielo
y nadie sabe
en qué chopera dormirán sus alas,
hacia qué latitudes
de qué valles
expandirán su espíritu de pájaro.
¡Qué belleza, sin más,
sobre la tarde!
Y así, con el silencio ensimismado
en sus propios sentires
(o pesares),
nos quedamos mirando
esa alta soledad que nos da el cielo,
ese dejar de ser…
tras los cristales.
I Certamen Poemas sin Rostro 2005