«No estoy en contra de incorporar anglicismos; es imposible excluir algunos», dice Fernández Alba, que optaba en solitario a la plaza que ocupó Ángel Martín Municio
En la RAE ha habido historiadores de la Arquitectura, pero nunca hasta ahora se había sentado en uno de sus sillones un arquitecto. Antonio Fernández Alba (Salamanca, 1927) será el primero. Lo hará en el sillón «o», vacante desde la muerte de Ángel Martín Municio. «Fue un gran profesor, un hombre eminente -subraya-. Para mí, es un honor sucederle en este sillón».
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