Cuenta la leyenda que los atlantes poseían un medio de transmisión:
“Trece calaveras de cristal, de distintas tonalidades, que, al iluminarse, marcaría el pistoletazo de salida, la cuenta atrás para el regreso de los atlantes a nuestro Planeta.”
A pesar de las múltiples versiones, de las múltiples leyendas que circulan en cuanto a la civilización magistralmente descrita por Platón, yo me quedo con una que, despojada de todo ornamento o floritura, cumple su principal misión: Profundizar, meditar, pensar con coherencia y claridad, sobre las leyendas que están instaladas en el imaginario colectivo para preguntarnos si son tales.
Siguiendo con la leyenda escogida os diré que “Los atlantes crearon 13 calaveras de cristal tras conocer el destino final que les esperaba a todos ellos en nuestro Planeta”. El motivo por el cual debían marcharse precipitadamente de la Tierra, pienso que ha sido hablado, especulado y desmigado hasta la saciedad y puede ser fruto de otro artículo —pero no de este— centrado en las misteriosas calaveras de cristal.
“Decía que 13 calaveras fueron esparcidas por distintos puntos energéticos de nuestro planeta para actuar como balizas de posicionamiento, indicadores, radares de aviso a los futuros atlantianos que deban regresar a la Tierra.
Estos 13 puntos estratégicos de nuestro planeta azul son almacenes seguros y naturales de energía en la Tierra”.
Es lógico pensar que, si debes marchar de tu tierra por mucho tiempo—siglos tal vez—, debes legar un indicador de posicionamiento a generaciones futuras. Debes tallar el objeto “sagrado” en forma de “algo” que cause respeto o miedo. ¿Una calavera tal vez?
Debes añadir a ese “algo sagrado”, a esa “baliza con forma de calavera”, una función de “autoabastecerse durante milenios” con el objetivo de funcionar por sí misma. Y otra función de “transmitir datos “ para que esa “calavera mágica” sea tus ojos, tus manos, tu todo en tu antigua morada. Con el único objetivo de dejar transcurrir El Tiempo, para que, llegado el momento, vuelvan a aterrizar en el hogar de sus ancestros esas generaciones futuras.
¡Ya sé!, pensareis que esto es fruto de la ciencia ficción, pero imaginemos por unos instantes—siempre analizando la leyenda que hoy os acerco con coherencia y raciocinio— que es cierta.
Desde el año 1972 el hombre no ha vuelto a pisar la Luna y ahora, décadas después, vuelven a activarse las ganas de dar un paseo por nuestro satélite.
Allí se han dejado restos de nuestro paso por ella. Es más, ahora se quieren delimitar porciones de terreno para las potencias que allí han alunizado… Entonces, ¿por qué debe de sonarnos extraño que se dejaran en la Tierra balizas de posicionamiento, si de verdad otra raza habitó nuestro planeta hace milenios?
Avancemos un poco más.
Todo lo que se ha publicado hasta ahora de las misteriosas calaveras de cristal ha sido extenso y, como en todo, hay detractores y partidarios, pero lo incuestionable es que tenemos conocimiento de la primera calavera de cristal gracias al “aventurero británico” Frederick Albert Mitchell-Hedge, un hombre curioso, una celebridad en los años veinte, un banquero reconvertido en erudito de la historia y la arqueología ambicioso, inteligente, seductor, que gustaba frecuentar los ambientes más dispares: Desde los clubes nocturnos frecuentados por millonarios hasta los locales más “cutres” frecuentados por exploradores variopintos. ,Un personaje que según “las malas lenguas”, fue la chispa de iluminación que tuvo Steven Spielberg para crear al magnifico Indiana Jones.
Frederick Albert Mitchell-Hedge pasaría a la historia cuando en el año 1919 viajó a Belice junto a su adolescente hija Anna a las ruinas de la ciudad maya de Lubaantun buscando vestigios de existencia de la Atlántida.
Era el decimosexto cumpleaños de la “niña” y ésta decidió ir por su cuenta y riesgo a explorar las ruinas del templo donde se encontraban excavando.
Anna vio un haz de luz entre las piedras, se descolgó por una estrecho agujero y dentro de las ruinas, entre serpientes e insectos —os suena, ¿verdad?—, contempló con más nitidez entre las piedras el haz de luz. Movió los bloques para toparse con una calavera de cristal de cuarzo tallada en una sola pieza.
Podría detenerme aquí y explicar si la calavera encontrada por Anna Mitchell-Hedge, denominada “La calavera del destino”, es auténtica, qué edad posee y por qué los científicos, con el devenir de los tiempos y las pruebas a las que ha sido sometida, no se ponen de acuerdo en explicar cómo se puede tallar un objeto de cristal de una manera tan perfecta, pues no existe ninguna herramienta—hoy por hoy— capaz de esculpir semejante pieza, ya que fue hecha con un solo trozo de cristal puro tallado en contra del eje natural de la roca.
Pero la misión de este artículo es dar a conocer otra versión y, nuevamente recordando la lectura de la Leyenda, contar que “la calavera o las calaveras, para ser más precisa, fueron esculpidas con la tecnología más avanzada en aquel momento que poseían los atlántianos. Fueron realizadas con nanopartículas de cuarzo, utilizando una microtecnología que las hace transmisoras de datos de lo que hay a su alrededor: minerales, seres vivos, animales, humanos… etc., para así lanzar información permanente a sus dueños y señores. Se nutren de la propia energía que transmite la Tierra, gracias a la rotación permanente de nuestro planeta”.
Vuelvo al presente —si me permitís— y lanzo una reflexión:
¿No es lo que el explorador CURIOSITY de la NASA está realizando en el planeta Marte?
Pero hay algo de esta curiosa “Leyenda” que me hizo reflexionar seriamente. Conocer que los científicos que la han tenido en su poder para estudiarla —por ejemplo en el Instituto Smithsorian— llegaron a envolver algunas de estas calaveras de cristal en plomo, porque demasiadas personas se quejaban de las mismas dolencias (dolores de cabeza intensos, sangrado por nariz u oídos…etc.).
¿Por qué me hizo reflexionar tras leer el artículo del análisis en los laboratorios de las calaveras de cristal?
Porque la Leyenda que cayó en mi poder hace mucho tiempo habla precisamente de la composición de estas calaveras, de que “fueron creadas para emitir ondas o sonidos imperceptibles al oído humano, pero sí para algunos animales o personas”. “Unas ondas magnéticas que crean dolores de cabeza intensos, influyen en la voluntad de las personas y pueden provocar daños importantes, sangrando por oídos, nariz…, etc., ya que fueron confeccionadas para ahuyentar”.
Llegado a este punto cabe preguntarse: ¿Cuántas calaveras hay y cuándo fueron encontradas?
La lista no es muy extensa:
- Calavera JESUITA: Poseemos noticia de ella desde 1534 gracias a San Ignacio de Loyola, fundador de los jesuitas, que la tuvo en su poder. Dicen que atrae toda clase de pájaros, y aquí nuevamente deseo detenerme porque, aunque os parezca descabellado, la Leyenda de la que hablo narra que “Las calaveras atraen a los pájaros porque se sirven de ellos, son ‘sus ojos en nuestro planeta’, ya que, al ser fácilmente manipulables, son útiles como señales visuales”. ¡Solo queda soplar profundamente al leer esto! ¿No creéis?
- Calavera BABY LUV: Formada por cuarzo rosa y descubierta por un monje del monasterio de Luov (Ucrania) en el año 1700.
- Calavera SHUI TING ER: Descubierta hace 130 años por el arqueólogo chino Yeng Fo Huu en el sureste de Mongolia y tallada en amazonita.
- Calavera ET: Tenemos noticia de su descubrimiento en Guatemala sobre el año 1906. Es de cuarzo ahumado y se caracteriza por ser un cráneo no humano, ya que posee una mandíbula pronunciada y un cráneo puntiagudo. Está en posesión de ella un coleccionista privado llamado Broma Van Dietan, el cual recorre el mundo compartiendo los supuestos poderes curativos que posee.
- Calavera MAYA: Tallada en cuarzo y, según cuentan, perteneciente a un “monje maya”, fue descubierta en Guatemala en el año 1912. Fue estudiada científicamente en Hewlett-Packard igual que la calavera de Mitchell-Hedge.
- Calavera SHA-NA-RA: Encontrada en México en 1995. Nick Nocerino es su propietario actual y fundó el Instituto de Investigación Parapsicológico debido a las propiedades que emanan de esta calavera —para aquellos que deseen ampliar más sobre el tema, hay un sitio web de la especialista Ellie Cruystal que explica extensamente las investigaciones que han recopilado acerca de las calaveras—.
- Calavera LAZULI: Descubierta al norte de Perú por indígenas incas en el año 1995 y tallada en lapislázuli. Esta calavera no tiene muy buena fama pues los indígenas de la zona la identifican como “La obra de los espíritus malignos”.
- Calavera MAX: De mayor tamaño que ninguna calavera anteriormente descrita, fue descubierta en Guatemala y dicen que era usada frecuentemente en rituales sanativos. También es conocida como LA CALAVERA DE CRISTAL DE TEXAS y ha sido expuesta varias veces en EE.UU.
- Calavera OCEANA: Su dueño, un antiguo campesino brasileño, vivía en una región remota de la Amazonia. Fue descubierta por los indígenas y donada el año 2004 al Museo de Minerales Brasileño por un distribuidor de joyas. Esta tallada en cuarzo.
- Calavera LA COMPASIÓN: El último descubrimiento del momento. De origen atlante según Maya Shaman y Hunbatz Men, que expusieron su teoría tras ser examinada en la Conferencia de la Calavera de Cristal.
Soy consiente de que las “Leyendas de las calaveras de cristal” fascinan y repelen casi por igual a millones de personas, pero he querido acercar otra versión distinta de la Historia, otra “LEYENDA” que pocas personas se han atrevido a juzgar y a tomar en consideración. Ahora, como siempre nos toca a nosotros —los de esta nueva generación— investigar, conocer y saber por qué y para qué fueron creadas, siempre pensando con coherencia y raciocinio sobre los numerosos enigmas de nuestro Planeta.
Rebecca Van Winter (Febrero 2014)