ECM, muerte súbita: realidad desconocida. Por Rebecca van Winter

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Hablar de las experiencias cercanas a la muerte, también llamadas ECM, está de moda sobre todo porque cada vez hay más valientes que se atreven a contar lo que han sentido, han visto, han experimentado, han vivido en ese viaje a otra dimensión, en esa visita al más allá de la mano de la no-muerte.

Estas personas, valientes y con coraje, narran, hablan y describen —a sus familiares, a sus conocidos, en tertulias televisivas, en radio, en medios escritos— casi las mismas vivencias: ver su cuerpo elevado sobre sí mismo, un tunel de luz y encuentros con seres queridos que indican que no ha llegado todavía la hora.

Todos hablan de la paz, la calma, la ausencia de dolor físico y la sustitución de éste por paz, pero

¿Y si voy un poco más allá de lo que se conoce?

¿Y si en estos artículos hablo de las ECM desde un punto de vista desconocido y su conexión con la denominada «muerte súbita»?

¿Y si te cuento —entre otras muchas cosas— que hay otras experiencias menos conocidas y menos gratificantes?

De un modo u otro, las personas que han vivido una ECM y la han narrado son gente con coraje que aporta experiencias a pesar de exponerse al rechazo o al desdén.

Gente que ha pasado por una profunda y transformadora experiencia que forma un antes y un despúes en su propio libro de vida.

Digo lo de gente con coraje porque hay que tener los arrestos suficientes para negar y llevar la contraria a ciertos científicos, a gente más incredula, esas personas que niegan una y otra vez estos testimonios recurriendo a que el tunel de luz que visionan en una ECM es la interpretación que realiza el cerebro ante las luminarias de un quirofano, por ejemplo, haciendo creer al cerebro que está en un túnel.

¿Entonces cientos, miles, me atrevo a decir millones, de personas se equivocan?

Nada más lejos de ser un equívoco. Simplemente estamos hablando de una CUARTA DIMENSIÓN, de un MUNDO PARALELO a nuestra vida cotidiana, en la cual el cuerpo, nuestro cuerpo anclado a esta dimensión, deja de funcionar, se posiciona en apagado o fuera de cobertura; el alma— sí, el alma que todos tenemos— cuenta con 72 horas para desprenderse de nuestro organismo y «volar» hasta su otra casa, hasta ese campo dimensional distinto al nuestro que voy a llamarlo «Cuarta Dimensión» o «Mundo Paralelo».

Ya, ya sé que para los más incrédulos le sonará a ciencia ficción esto de las 72 horas de plazo —parece un anuncio de El Corte Inglés, «Límite 72 horas», si me permites la broma—, pero nada más lejos de ser un chascarrillo.

Lo que hoy te presento es una revolución y así se está estudiando porque afortunadamente, como indico al principio del artículo, cada vez contamos con más testimonios de comunidades científicas; neurologos; personal sanitario, que corroboran lo que ya fue descrito por narradores hace milenios, por ejemplo Platón, que para terminar su obra La República narra la historia de un soldado, Er, que combatió y fue muerto en una batalla; pero, al recoger su cuerpo diez días después, no habia iniciado su descomposición y Er despierta en la pira funeraria explicando a los hombres su «viaje» al Más Allá hablando del castigo a los malos y el premio a los buenos.

Famoso se está haciendo también el libro escrito por la enfermera Británica Peny Sartory donde explica y narra experiencias cercanas a la muerte. Testimonios de casos de ECM ocurridos a compañeros y compañeras de guardia en el hospital donde trabaja en las cuales ella se ha visto implicada y ahora Peny Sartory, cansada de callar lo que lleva observando y silenciando durante años, decide narrarlo en un libro.

«Casi todos los enfermeros, cuando se encuentran en fase terminal, han podido observar alrededor de su cuerpo un débil haz de luz brillante, una niebla que poco a poco va desprendiéndose del paciente a medida que la vida de éste se va consumiendo. En el pico anterior a la muerte, los pacientes se vuelven más lúcidos y hablan acerca de los que vienen a buscarlos.

Enfermeros y enfermeras, yo misma he llegado a ver luces de energía que entran en los enfermos poco antes de expirar.»

¡Sorprendente! ¿No te parece?

Este ejemplo me parece de lo más vital para detenerme aquí y comentar por qué aseguro tan categóricamente que existe esa CUARTA DIMENSIÓN o MUNDO PARALELO y para explicar lo que esta enfermera inglesa detectó tantas y tantas veces.

Verás, cuado un cuerpo se está apagando o en algunos casos se produce la llamada «muerte súbita», la glándula pineal, que es el «centro del sistema nervioso, del sistema celular de nuestro cuerpo» —voy a explicarlo así, para que todos lo podamos entender—, la glándula pineal ordena el apagado del corazón, del cerebro, del cuerpo entero, y se prepara para dejar en libertad el alma para que ésta salga del cuerpo.

Pero ¡ojo!, la glándula pineal también emite una «contraorden» al cuerpo —voy a llamarla así: permanecer en estado de stand-by, durante al menos 72 horas.

ecm2Sí, las mismas 72 horas en que nuestros médicos antiguos aconsejaban no enterrar a nuestros difuntos y que todavía sigue practicándose en algunas partes del mundo.

La misma franja de 72 horas en la que, si buscas casos de «resurrecciones», ocurren en esa importante franja horaria.

Un impasse de tiempo—72 horas— que nuestro cuerpo, mejor dicho, que en nuestro ADN viene codificado para que antes de que transcurra ese límite —si no ha llegado tu hora— la glándula pineal pueda ordenar a nuestro cuerpo, a nuestro sistema, volver a reiniciarse, a activarse. Entonces, el alma regresa al cuerpo de origen y simplemente revive.

Ya, ya sé que estarás pensando… ¡Sí, claro! ¿Y los daños cerebrales?

Afortunadamente tengo que decir que en los casos recogidos de «resurrecciones» conocidas, las que no son conocidas pero están ahí, corriendo de boca en boca, y las que afortunadamente me han narrado en primera persona… no, no ha habido daños cerebrales pero sí una activación de otras capacitaciones provocadas por la activación a un grado mayor de la glándula pineal.

Verás, las células de las personas escogidas —las personas a las cuales todavía su hora de ir de la mano de la muerte no ha llegado—, sus células se regeneran automáticamente aunque el encefalograma sea plano ya que el cerebro no muere —está en letargo, si me permites la expresión—. Por lo tanto, no hay secuelas ni daños cerebrales.

Pero ¿por qué?

Es muy sencillo: Nuestros encefalogramas no son lo suficientemente potentes para detectar una intensidad baja en el cerebro. Y esto no lo digo yo.

Peter Safar, médico austriaco, desarrolló en la década de los cincuenta, junto a su colega James Elam, el método de resurrección cardiopulmonar (RCP), el masaje cardiaco que utilizamos hoy en día para reanimar el corazón.

Este descubrimiento supuso un antes y un después en la línea divisoria de vida o muerte, según comenta su antiguo alumno Sam Parnia de la Universidad Estatal de Nueva York en Stony Brook: «A todos nos criaron con la idea de que la muerte es un momento absoluto y, cuando llega, no puedes regresar; pero, gracias al descubrimiento de la RCP, comprendimos que nuestras células no están irreversiblemente muertas: sobreviven durante horas; incluso después de convertirnos en cadáver, podemos ser rescatados.»

Otro alumno de la escuela de Safar, Tisherman, de la Universidad de Maryland, y del que ya os hablé en mi artículo anterior sobre «Animación suspendida o hibernación humana», ha manifestado: «Creo que la muerte es el punto subjetivo en que los doctores dejan de intentar resucitar el cuerpo. Incluso entonces algunas personas han logrado regresar a la vida»rmalien alien hibernación.

Por lo tanto y contestando a la pregunta de ¿por qué esas personas escogidas regresan de la muerte?, la respuesta es: su cerebro no muere, su organismo no muere: simplemente permanece en estado de hibernación, gracias a la producción acelerada de sulfuro de hidrógeno y de proteínas fabricadas por el hígado conocidas como las «proteínas de la hibernación» hasta que gradualmente la energía regresa a cada poro de su piel, como expliqué en mi anterior artículo, «Animación suspendida».

Pero voy un poco más allá y te comento que en diciembre del año 2013 la revista Resusciation causó un auténtico revuelo al sugerir que un 50% de los médicos de emergencia encuestados fueron testigos del «efecto Lázaro», fenómeno en el cual un paciente vuelve a la vida cuando los doctores ya han perdido la esperanza.

No tengo que explicar tras lo expuesto la importancia de la glándula pineal y hablaré más adelante de los casos de «resurrección» que atesoran médicos y enfermeras: difuntos que vuelven de su letargo en el mismo depósito de cadáveres sin que nadie se explique por qué.

Hay infinidad de casos y solo mencionaré algunos por no hacer este artículo muy extenso.

La Vanguardia Internacional 27/08/2014: Un hombre «resucita» tras dos horas dentro de una morgue en Brasil tras haber certificado su defunción al sufrir dos ataques cardíacos.

ABC internacional 07/11/2011: Un joven de 17 años despertó en el depósito de cadáveres al norte de la India diez horas después de que un médico certificara su fallecimiento.

BBC Mundo 26/07/2011: Un hombre de 50 años «resucita» en una morgue sudafricana pidiendo a gritos que lo sacaran de la cámara frigorífica. El hombre ingresó cadáver 21 horas antes.

Esto es una pincelada de los miles de casos de personas que han pasado por un trance similar. ¡Ya ves, no me estoy inventando nada!

Prometo seguir indagando y en el siguiente artículo intentaré dar respuesta a las preguntas.

Rebecca van Winter, mayo 2015

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Rebecca Van Winter. Es el seudónimo de una española de mundo afincada en Alicante. Cursé estudios de grado medio en Administración y he estado vinculada al mundo empresarial durante más de quince años, pero la vida te da sorpresas y debo de admitir hoy tres años después, que es cierta tal afirmación. Mi sorpresa llegó de la mano de los sueños. Esos sueños, que todos tenemos y a los cuales pocas muy pocas veces hacemos caso. Yo nunca había escrito, al menos profesionalmente hablando. Leer sí, por supuesto, es mi pasión , mi relax, mi calma en mitad de la tormenta…pero de ahí a lanzarme al mundo de las letras, mediaba un abismo, pero mi historia en el recién estrenado año 2009 yo no la dirigía, otros osaron hacerlo por mí. ¿Quién os preguntareis?—Ahora viene encogerse de hombros…—¡No lo se! ¿O tal vez sí? Es aquí donde comienza una nueva vida para mí, el resurgir de las cenizas de una historia que también puede ser vuestra , porque lo que a mí me sucedió y dio origen a mi opera prima “LO INESPERADO-THE UNEXPECTED” también puede ocurrirte a ti. Un abrazo Rebecca

4 comentarios:

  1. Hola Rebecca. Como siempre nos haces sumergirnos en ese otro universo; el del misterio, el que la razón muchas veces frena sin negar, quizás por su falta de registro ante lo que desconoce.
    Me ha llamado mucho la atención esa alusión a la «glandula pineal» en esta otra realidad que nos propones, porque son incontables las alusiones que culturas milenarias como la egipcia .. incluso las de los habasi «sabios» etiopes, hacían de ella. Ese «tercer ojo» tan simbolizado por los griegos, por la masonería incluso, no ha sido nunca ignorado; el hecho en sí, ya alienta cualquier curiosidad.

    Un abrazo.

  2. Interesante como siempre estas incursiones en el universo que conforman tus artículos. Hay tantas cosas que desconocemos.
    Un abrazo Rebecca:)

  3. Rebeca… Podemos hablar en privado de tema «orbes»…
    Llevan años conmigo…
    Es difícil pero aun estoy cuerdo…

  4. Me encanta lo que escribes reflejas revelaciones muy nuevas a mis ojos, gracias!

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