Nanotecnología: la industria del futuro
La NASA prepara la construcción de una planta de energía solar en el espacio que sería una realidad para el año 2025 con permiso de Japón, con permiso de JAXA (Agencia Aeroespacial nipona), que pretende ponerla en órbita antes.
Satélites confeccionados con paneles de nanobombas o lo que es lo mismo y en un lenguaje más mundano una especie de globos hinchables que según la presión puede expandirse más o menos.
Pero otro es el futuro cercano que en primicia adelanto.
¡Satélites confeccionados con paneles fotovoltaicos de micro-nanotecnología, capaces de multiplicarse como las células en nuestro sistema y adaptarlos a la dimensión del receptáculo a utilizar!
¡Energía solar del espacio! Suena a ciencia ficción pero dentro de pocos años lo veremos como algo totalmente natural, como los molinos de viento con los cuales Don Quijote luchó allá en el siglo XVII.
Esta noticia no es una novedad, pero sí lo es el material que están barajando y probando, del cual he dado algunas pinceladas y que desarrollaré un poco más tarde.
Digo que no es una novedad porque en los años sesentala idea fue patentada por Peter Glaser y en los años setenta la NASA y el Departamento de Energía Estadounidense (DOE) colaboraron en el proyecto «Fresh Look» relacionado con la energía espacial. Le siguieron muchos proyectos más pero en aquella época fueron desechados por su alto coste, no porque la idea no se pudiera desarrollar.
¿En que consiste la energía solar espacial?
Voy a intentar explicarlo de la manera más sencilla posible.
La energía solar se puede captar desde el espacio mediante satélites específicamente diseñados y preparados con módulos pequeños de paneles fotovoltaicos de ultimísima generación, que trabajan juntos como una colonia de hormigas. Espejos pequeñísimos y delgados que reflejan y concentran la luz del sol directamente sobre una central fotovoltaica colocada en la parte posterior del satélite o de los satélites.
Esta central transforma la energía y la redirecciona de dos maneras: microondas o láser.
Puede ser enviada a distancias infinitas y aquí viene una de sus primeras particularidades.
*Puede ser enviada a la Tierra, de continente a continente sin problema, pero también puede ser redireccionada hacia el planeta que queramos. Sí… lo has leído bien, al que queramos.
Si deseas un poco más de luz, te dejo las explicaciones que ofreció John Mankins, presidente de la Asociación de Energía Espacial (FRE) y experto internacional en sistemas espaciales con 25 años de carrera en la NASA.
«Una vez que la energía solar está transformada, procesada, el haz de energía se redirecciona ininterrumpidamente y con una precisión asombrosa en forma de onda de radio «microondas» o en forma de láser de solo dos metros de diámetro hacia la Tierra, atravesando la atmósfera terrestre a niveles de baja intensidad (como si se tratara del sol de media tarde) y las aves y los aviones no notarían absolutamente nada, no viéndose afectados en sus vuelos.»
Te decía que es una de las primeras particularidades que posee este tipo de energía alternativa y asombrosa: transportar la energía elaborada en el espacio hacia la Tierra, donde la distancia es más que considerable, sin cables.
Pero voy un poco más allá.
Desde la Tierra también se puede transportar la energía de continente a continente sin ningún problema, utilizando la tecnología «wireless»—sin cables—, simplemente colocando estaciones receptoras llamadas «rectennas» en cualquier lugar elegido.
¡Uf! Esto me suena a algo que expliqué en un artículo que lancé hace pocos días, donde analizaba una manera de captar energía poco convencional, de una raza que habitó nuestro planeta y que transportaba esa energía sin cables como ya explicó Nikola Tesla. Te suena, ¿verdad? Sí, me estoy refiriendo al artículo titulado «Descubren pirámides en la Antártida».
Al final regresaré a este comentario, si me lo permites, para que así no nos perdamos en este avance tecnológico ya que tras leer todo lo expuesto me asaltaron varias preguntas:
¿Por qué utilizar plantas de energía solar y transportarlas hacia el espacio? ¿Es que en la Tierra no hay sitio para ello?
Claro que hay sitio en abundancia en la Tierra, pero en el espacio se eliminaría el principal obstáculo que tienen las energías alternativas, fotovoltaica o eólica, por ejemplo: las inclemencias atmosféricas. Otro punto más a favor —según los científicos y según el propio raciocinio humano—: en el espacio no hay diferencia entre el día y la noche, por lo que la cantidad de energía captada sería constante.
¿La cantidad de energía captada es tan grande para efectuar un coste presumiblemente alto?
He explicado que en los años sesenta y setenta el coste encarecía considerablemente el o los proyectos presentados; pero los estudios de hoy han eliminado las instalaciones de transporte, cableado etc., que encarecían el proyecto por la transmisión inalámbrica de energía (WPT).
En cuanto a la cantidad de energía que los satélites solares podrían recoger serían desde decenas de megavatios (MW) hasta varios cientos de gigavatios (GW).
Para que se pueda comprender mejor, una planta nuclear estándar y actual produce cerca de 1 GW, solo un GW Creo sinceramente que sobran las palabras: no hay comparación posible entre ambas alternativas.
Una vez posicionada la energía en la Tierra, se podría transportar a ciudades y pueblos, con lo que se daría cobertura a aquellos países energéticamente más desfavorecidos en América Latina, el Caribe, África, India, etc., etc.
¿Se puede redireccionar a otros planetas?
Esta es la segunda particularidad de la que he hablado al principio.
*Sí, se puede redireccionar al planeta que se desee, o a la Luna, o a la estratosfera. Como he comentado antes, tan solo hay que colocar estas plataformas «repetidoras», a gran altitud, y funcionan extendiendo el alcance de la red. ¡Vamos! El mismo sistema que usan las antenas para emisión de imagen que utiliza la televisión, los repetidores de señal de internet, los de telefonía…
Verás, cuando saltó la noticia sobre el próximo programa de televisión denominado MARS ONE que lleva a cabo el cofundador holandés Bas Lansdorp para establecer una colonia humana permanente en Marte y verla en directo desde la Tierra, «un reality show marciano», muchas voces nos levantamos en contra, no por lo arriesgado, por no volver a la Tierra —no voy a entrar en eso ahora—, sino porque veíamos totalmente inviable el proyecto por falta de algo vital: LA ENERGÍA.
Nuevamente me descubro ante los científicos que dirigen esta experiencia por contar con más información que la facilitada a los pobres humanos de a pie como lo que hoy te presento: la Energía solar espacial que haría viable tal proyecto Mars One desde el punto de vista energético.
Hasta aquí creo que todo muy bonito… Menudo bombazo científico, menudo adelanto, poder tener energía inagotable. Pero hay más, mucho más y más interesante.
¿Cuál es el futuro inmediato?
Antes, al principio del artículo he escrito que «los paneles fotovoltaicos trabajan juntos, como una colonia de hormigas». Te puedo garantizar que no es una metáfora para enriquecer el texto del artículo; más bien el futuro inmediato pasa por la construcción de paneles fotovoltaicos que trabajen juntos por estar construidos con MICRO-NANOTECNOLOGÍA.
Una micro-nanotecnología que permita a los paneles solares ampliarse por sí solos como si se trataran de una estructura celular ultraligera que se adapte en forma y tamaño a los paneles a utilizar una vez que sean desplegados.
No, no es ciencia ficción.
Verás, la base del sistema de energía solar espacial que hoy explico, «el compuesto estrella» con el que los paneles están recubiertos: el denominado proyecto SAM (SELF—INFLATING ADAPTABLE MEMBRANE) que ha desarrollado la Universidad de Strathaclyde en Glasgow, Escocia, es una imitación a la estructura celular humana.
Para que lo entendamos todos de una manera sencilla.
El programa SAM tiene como compuesto para los paneles solares nanobombas, que se inflan en el vacío, que pueden cambiar de volumen cuanto mayor energía solar capten, pero el encargado debe de «inflar» o «desinflar» las nanobombas.
Éste fue uno de los primeros experimentos realizado con nano partículas, pero a partir de aquí se fue a más.
Se están creando unas nanopartículas que funcionan como un virus que se extiende y se extiende ampliando los paneles para recibir más y más energía, por lo que un metro cuadrado puede multiplicarse por 10.000 o 20.000, lo que el humano a cargo de vigilar ese «virus micro-nanosolar» estime oportuno o dependa de la potencia que se desee desarrollar.
Pero aún hay más.
Aprovechando que la energía se puede transportar en forma de láser, se está estudiando la posibilidad de utilizar el láser para enviar información… Sí has leído bien. Mediante el láser se puede transmitir información de una forma muy superior a la que poseen los sistemas telefónicos tradicionales y muy pronto serán los sustitutos de las ondas de radio desde que se consiguió que dos satélites intercambiasen información usando esta tecnología láser. Hablo de ARTEMIS, la primera conexión (que sepamos, pública) entre una sonda japonesa y otra europea.
Hasta aquí dejo los últimos avances en telecomunicaciones y energías alternativas y solo me resta un último apunte.
Alabar a todos aquellos aventureros, locos que defienden su teoría, su hallazgo, su ingenio, su imaginación, su postura, frente aquellos que siempre gritan NO a todo, porque ell@s no ven más allá.
El artículo de marras que publiqué hace pocos días, «Descubiertas pirámides en la Antártida» , donde entre otros muchos aspectos señalé para qué fueron creadas las pirámides que emergen y emergerán en la Antártida como consecuencia del deshielo.ha traído un aluvión de críticas, a favor y en contra.
Las críticas constructivas siempre enriquecen, pero cuando son criticas destructivas, sin más causa que gritar «porque yo lo digo», para mí, es un sinsentido.
Es un sinsentido porque hoy demuestro que la transmisión por onda de energía no es algo que YO ME HE INVENTADO, es algo que Nikola Tesla ya desarrolló en 1891 y él fue tildado de loco, pero sabia locura es aquella que siglos después se convierte en iluminación.
Dicho esto me despido con una pregunta.
¿De verdad crees que mi artículo, la teoría que dejé en la trastienda de mi novela Lo inesperado, es tan futurista, después de leer todo el desarrollo científico de la captación de energía solar espacial que hoy te presento?
Rebecca van Winter (Julio 2014)