La araña está en mi cabeza. Sus cien billones de patas nunca se quedan quietas. No deja de temblar. Va tejiendo una trampa con sus finos hilos de seda: arriba y abajo, arriba y abajo, derecha e izquierda, delante y detrás…
Puedo sentir sus parpadeos. Le place tender puentes a un lado y otro y subirlos de mi interior. Entonces las ideas cruzan los puntos y todo se ilumina, tal vez sólo un instante, pero se ilumina.
Entonces tomo la rienda de mis manos, dejando que mane de mí esa luz intangible nacida de la araña. Me dedico a vestirle, a darle esa musicalidad, ese color, esa textura de compromiso sintáctico que siempre busco y no encuentro…
Al momento siguiente me acomodo al cotidiano acoso de la realidad, donde no queda otra salida que aceptar este tejido inexplicable que es: LA VIDA.
María José Martí (Majomar)
Dicen que nuestro cerebro tiene unos treinta billones de neuronas y que solo una de ellas es mas perfecta que una compuntadora actual ..
Qué bien Majomar definir «esa luz», esa energía interior percibida como una inmensa red de poderosas capacidades; ese mundo de ideas, de conciencia, de memorias y sensaciones que originalmente nos describes. El remate me parece acertadísimo.
Felicidades por esa «araña» tuya y su capacidad creadora.
La mayor virtud de las arañas es su laboriosidad. Así estás tú de luminosa. Besico.
Mejor que mi micro me parece tu comentario, Amelia, por definir tan extraordinariamente lo que yo deseaba transmitir en pocas palabras y no sabía cómo. Tu reflexión enriquece mi texto y tu comprensión, magnífica, hace que valga más su mensaje, al menos para mí. Muchísimas gracias.
Una luz en nuestro interior como una bombilla, una araña tejiendo esas ideas que nos llenan la cabeza. Genial, me ha encantado.
Te veo, cual Penélope, tejiendo y destejiendo, pues no otra cosa es la vida que construir, reflexionar, atar cabos, soltar amarras.
Muchas cosas dichas en pocas palabras. Para qué más bodoques cuando el bordado tiene todas sus puntadas.
Muchos besos.
Elena, cuánta generosidad con mis descosidos. Dies, mi buena amiga, eres un faro en la distancia. María, con esa luz interior: Qué voy a deciros, sino confesar que he destejido trocitos de este microtexto y he vuelto a tejerlos unas mil veces… y aún las que andará con sus patazas…
Muchas gracias compañeras.