Durante estos largos días de vacaciones da tiempo a realizar mil y una actividades.
Ir al cine, a ver la película del director Steve McQueen 12 años de esclavitud, es una de esas artes.
Cuando sales de ver el film solo puedes pensar en lo que afortunadamente han cambiado las cosas a pesar del poco tiempo transcurrido, apenas 170 años. Piensas lo lejano que parece todo eso de la esclavitud y más cuando observas y compruebas que hoy preside y gobierna La Casa Blanca el primer presidente de color, Barak Obama.
La película arranca en el año 1841 y cuenta la historia de Solomon, padre de familia y violinista profesional muy bien considerado y posicionado en Nueva York, donde reside como hombre libre.
Pero en este artículo no voy a realizar una crítica de la última película que he ido a ver ni a explicar si me ha parecido más o menos aceptable, buena, rápida, etc. Voy a expresar algo que no sabía y que se refleja bastante bien en el metraje de la película.
Veinte años antes de que estallara la guerra civil norteamericana, la disgregación por culpa de la esclavitud, las posturas morales frente a un principio básico, “La libertad” de las personas, prepararon el caldo de cultivo necesario para el estallido de la guerra de secesión americana.
En la película se refleja muy bien que hombres libres como Solomon residentes en el próspero Norte no estaban exentos a ser secuestrados y expuestos al tráfico de esclavos, arrebatándole así todo cuanto posee una persona: identidad, familia, dignidad, libertad y hasta la vida.
Por todos son conocidas las series Norte y Sur o Raíces, donde se habla ampliamente de la esclavitud, pero lo que me sorprendió y no conocía—y aprender dicen siempre que es de sabios— es que se raptaba a personas “libres” en el propio país de residencia, se les cambiaba de identidad y se les hacía sufrir un calvario inimaginable simplemente por el color de la piel dejando automáticamente una persona —El Esclavo— de vivir para simplemente sobrevivir.
Pero ¿de verdad, han cambiado tanto las cosas en EE.UU. en referencia a la xenofobia?
Lamentablemente debo decir que no, y así lo reflejo en mi novela Lo Inesperado-The Unexpected, donde enlazo la prolongación del Nacismo a través de grupos como el NSM (Movimiento Nacional Socialista) o el Ku-Klux-Klan.
Compruebo además como en estos años— desde que terminé de escribir la novela, año 2010, hasta ahora— el número de grupos de odio en Estados Unidos ha crecido espectacularmente, sobre todo los motivados por prejuicios raciales.
No se si sabéis que el FBI destacó en su informe anual sobre Crímenes de Odio lo siguiente:
- Más de un 50% de los crímenes perpetrados en EE.UU. fueron por motivos de Odio hacia el color de la piel;
- Un 20% de los altercados acontecidos lo fue por intolerancia religiosa;
- El 19%, por orientación sexual.
- Dentro de las ofensas relacionadas con la raza, el 70% fue contra los afroestadounidenses y el 67% contra hispanos.
Si todo lo que he mencionado deja con la boca abierta —por lo menos a mí—, no sé si conocéis que, en las elecciones del año 2011 donde fue reelegido Barak Obama, el Partido Republicano y el partido del Te Party Movement usaron la vieja táctica del racismo blanco más la política del miedo. Es más, Newt Gingrich, candidato a la Nominación presidencial del Partido Republicano de 2012 presidido por Mitt Romney, adversario político de Obama, proclamaba a los cuatro vientos en sus discursos: “Las personas negras son perezosas y a los niños y mujeres de esa raza hay que darles fregonas y escobas para que aprendan el valor del trabajo duro”.
Estaréis conmigo en que es una “lindeza” de frase en pleno siglo XXI que nos retrotrae al concepto de la película arriba mencionada.
Pero profundizaré un poco más.
La SPLC, siglas en inglés del Southern Poverty Law Center (Movimiento Patriota Explota) —con sede en Montgomery, Alabama—, que trabaja contra el racismo y la intolerancia, y la CNN, en un artículo reciente, alertaron conjuntamente de las consignas y llamamientos para asesinar a Obama, influidos y alentados estos movimientos por una furia populista tras la quiebra de bancos, empresa automovilística y, en general la sensación, la percepción americana de que la nación se estaba perdiendo.
Nuevamente todo lo que expongo en mi novela sobre los motivos de un futuro atentado contra Barak Obama por cuestiones de piel no es solo el reflejo de mi imaginación, sino que está basado y documentado en acontecimientos, lamentablemente recientes.
Hasta tal punto ha llegado el tema que hoy abordo que la ONU recientemente ha alertado contra los prejuicios y xenofobia exacerbados en EE.UU., de tal modo que Ban Kimoon expuso y denunció “al racismo y la discriminación racial como armas para engendrar miedo y odio que instigan al genocidio, los crímenes de guerra y contra la humanidad. Insto a intensificar los esfuerzos para garantizar que el acceso al empleo, la tierra y los derechos políticos y económicos no dependan del color de la piel o del origen étnico, nacional o racial de una persona”.
“Moyses Hunter, paseaba nervioso por su despacho. Devoraba cualquier nueva noticia sobre el atentado que llegaba a sus manos. Estaba seguro de haber sido cauteloso con aquellos dos, pero aún así tendría que esperar unos meses para ver como evolucionaban los acontecimientos….
Sabía que todo el mundo los recordaría. Sus nombres pasarían a los libros de historia como los dos hombres blancos que ejecutaron al primer presidente afroamericano de la historia. Ellos no podían imaginar que con sus actos convertirían a Barak Obama en un auténtico mártir como en su día fue su líder Martin Luther King…
Si no era así, se tomaría aquello como un reto personal. Después de todo el Presidente había sido re elegido nuevamente y contaba con otros tres largos años para preparar nuevamente un plan…” (extracto de la novela Lo Inesperado-The Unexpected).
Espero que el extracto de mi novela nunca se vea cumplido y que todos reflexionemos sobre la no importancia del color de la piel.
Rebecca van Winter (enero 2014)