TOP GUN. Maverick.
Toda esta historia empezó hace treinta y seis años (1986) cuando se estrenó TOP GUN. Una película espectacular que marcó una época y que nos introdujo en el mundo de la aviación de combate de la mano de actores como Tom Cruise y Val Kilmer que competían por el primer puesto en la escuela de los mejores pilotos estadounidenses. Dos buenos pilotos con caracteres muy diferentes tal y como reflejan sus nombres en clave, Maverick «Inconformista» para el primero e Iceman «hombre de hielo» para el segundo.
Dos formas de entender la vida y la profesión que confrontan permanentemente hasta que Maverick, que es un piloto excepcional, joven impulsivo e indisciplinado y que disfruta volando como si fuera un juego, tiene un accidente durante unas prácticas donde muere su compañero Nick Bradshaw «Goose» y esa circunstancia le marcará toda su vida en muchos aspectos.
Después de graduarse en Top Gun ambos pilotos son destinados a una misión real y tras volver del combate a salvo, Maverick e Iceman reconocen la habilidad y el valor del contrario y sellan una buena amistad que perdurará en el tiempo.
Madurar y superarse.
En la segunda parte o secuela de la primera película titulada TOP GUN- Maverick y estrenada este año pasado 2022, volvemos a encontrarnos a estos dos personajes de nuevo, pero con 30 años más. Hay muchos guiños en honor a la primera película: las gafas Ray-Ban, la moto, la cazadora, la banda sonora, deporte al aire libre, combates aéreos espectaculares, la dedicatoria al fallecido Tony Scott, director de la primera película, amores y muchos recuerdos para todos los que compartíamos edad con ellos entonces y ahora.
El escenario es la misma escuela de pilotos de élite, pero sus puestos son muy diferentes. Tom Kazasky (Iceman) es ahora almirante y Comandante de la Flota del Pacífico, mientras que Maverick sigue siendo capitán y piloto de pruebas de la Marina. No ha querido ascender para no dejar de volar que es su pasión y «su sitio» tal como él mismo explica en una secuencia.
Emocionante el reencuentro entre los dos compañeros a punto de cumplir los sesenta, en sintonía con los valores que aprendieron en su juventud, abrazados y agradecidos por haber recorrido mucha vida juntos en la que Iceman ha protegido siempre a Maverick. Y es más emotivo sabiendo que el actor Val Kilmer (Iceman) aparece en la película enfermo no por el guion en sí, sino porque en realidad padece un cáncer de laringe desde 2016 y todo se ha adaptado, en su caso, a esa circunstancia.
La trama gira en torno a una misión de extrema dificultad para la que se reclutan los mejores pilotos en la actualidad, pero que carecen de experiencia en combate y para eso el almirante Tom Kazasky (Iceman), con la oposición de la mayoría de los responsables, ordena que sea precisamente su protegido Maverick quien les enseñe.
En esta segunda parte, más que iconos visuales hay frases que se repiten con frecuencia y se han convertido en virales. «No es el avión, es el piloto» o «No pienses, hazlo». Mensajes potentes que entrañan cierta enjundia.
«No es el avión, es el piloto» Por supuesto que un coche, un ordenador o un avión mejor, incluso cualquier tecnología avanzada da mucha ventaja. Pero también es verdad que no se puede obviar la perspicacia , valor, osadía e ingenio humano que son componentes esenciales de la pericia del conductor del internauta o del piloto y pueden ser determinantes en un enfrentamiento.
«No pienses, hazlo» Hay que tener en cuenta que la destreza es fruto del trabajo duro, la práctica infinita hasta dominar la técnica casi de forma inconsciente. Esto, junto a la experiencia acumulada, permite después poder ejecutar cualquier maniobra rápidamente. No hay que pensar sobre la rutina bien adiestrada, pero sí aunque sean unos segundos, en el propósito, las posibilidades y la estrategia a seguir. De ahí la responsabilidad exclusiva del ser humano que usa esa tecnología para bien o para mal.
Sin embargo, la frase que me parece más importante la dice el capitán Maverick en esa conversación que mantiene con el almirante Iceman cuando este le conmina a resolver asuntos pendientes y enseñar a los jóvenes pilotos (entre los que está «Rooster» el hijo de su compañero fallecido Nick Bradshaw «Goose») a ejecutar una misión para la que nadie parece estar preparado. Y es esta:
«No es lo que soy, es quien soy. ¿Cómo enseño eso?»
No puede, es cierto. Ningún profesor puede. La respuesta de cada individuo es siempre diferente ante una misma situación, porque aunque sepan las mismas cosas, tengan la misma carrera o instrucción e incluso las dominen con maestría, la puesta en práctica depende de su propia personalidad, experiencia y carácter único. Los conocimientos como la veteranía tienen que pasar por ese filtro absolutamente individual, asimilarse por el tamiz de la propia identidad, asumirse con la conciencia despierta y ejecutarse desde la propia perspectiva.
Y en la mayoría de los casos la posibilidad de éxito está precisamente vinculada a respetar esa individualidad y a confiar en que el propósito común guie finalmente a los distintos componentes de un equipo a la consecución del objetivo. Y aquí, la confianza que Maverick les da con el ejemplo personal, es una base fundamental como en casi todos los aspectos de la vida.
Una película recomendable por entretenida, espectacular, de factura impecable y con algún mensaje importante, a mi entender positivo en estos tiempos oscuros donde la mediocridad triunfa galopante y se obvia, esconde o ataca la evidencia de lo especial, penalizando la experiencia junto a ese factor humano diferenciador que nos enriquece. Se nos requiere constantemente a ser una sociedad de individuos fotocopiables, resultando que el único enemigo a batir es EL MEJOR en cualquier disciplina, precisamente por ser un fuera de serie.
Reconforta por tanto, ver a alguien que no aspira, como todos, a subir en el escalafón, sino a hacer lo que le apasiona, lo que sabe hacer de forma magistral y ser feliz en esa situación siendo por eso, lo que parece un inconformismo juvenil, ridiculizado y denostado constantemente al mismo tiempo que cosecha con sus actos, una gran admiración. También es justo decir que parte de la fama que se ha ganado el personaje es consecuencia de la osadía que afrenta constantemente al sistema. Por suerte, en ocasiones, como en esta película, hay alguien que mira más allá de su propio ego, reconoce virtudes y actitudes esenciales, que muy por encima de los errores, hay que proteger.
Uno de los personajes que me parece entrañable es Hondo, interpretado por Bashir Salahuddin. El ayudante que admira y conoce perfectamente a su superior y protagonista, intuye sus desacatos y sus aciertos y aun así da un soporte leal e imprescindible para su trayectoria compartiendo la responsabilidad y las alegrías.
Gratifica ver una película donde se valora la maestría y la experiencia, la progresiva madurez y la responsabilidad asociada al conocimiento que permite superarse.
«Creo que cuando ves la película, sientes realmente lo que es ser un piloto de Top Gun, y eso no se puede fingir. No puedes fingir las fuerzas G. No se puede fingir la vibración. No se puede fingir lo que parece estar en uno de estos aviones de combate. Así que queríamos capturar cada parte de eso y rodarlo de verdad nos permitió hacerlo». Joe Kosinski. Director de la película.
Si no la habéis visto aún, espero que os guste.
Luisa Núñez
CEO del Portal Canal Literatura
Especialista Universitario en Sistemas Interactivos de comunicación.
Imágenes: Paramount
TOP GUN- Maverick está nominada a 5 Oscar
- Mejor Película
- Mejor guion adaptado
- Mejor canción original (Lady Gaga – Hold My Hand)
- Mejores efectos visuales
- Mejor Montaje
Os dejo un vídeo con la canción Hold My Hand de Lady Gaga y escenas de la película.