LA HUÍDA. Por Francisco Arsis

Hoy siento que mi alma se rompe en pedazos. Todo aquello que un día construí, por lo que tanto luché, se ha derrumbando como un castillo de naipes. Mi vida carece de sentido en estos momentos, pero al menos nunca más volveré a mirar hacia atrás. Y sólo podré rehacerla huyendo de una vez por todas. Por el bien de mi hija, por las dos.

Por ello, haré todo lo que esté en mi mano para que él no nos encuentre. Mi hija es lo más sagrado para mí en este mundo, y me siento responsable de ella. Juan no nos encontrará, nunca más. Debería odiarle. De hecho, me sobran motivos para hacerlo, pero aún así, siento que no puedo. Desconozco cómo ha sido capaz de convertirse en lo que hoy es, un corazón sin alma, un ser depravado, una bestia enloquecida. Todos estos últimos meses sus palizas fueron terribles, e incluso mi hija tuvo que sufrir la ira de ese canalla, y no… yo no puedo permitir que eso ocurra de nuevo. No, nunca más. Fui cobarde hasta ahora, demasiado tal vez. El miedo atenazaba mi cuerpo, mi mente, y encontrar a mi hija llorando de dolor resultaba mucho peor que hallarse en el mismísimo infierno, pero nada podía contra él. Por eso, he decidido huir de una vez por todas. No sé me ocurre otra solución. Estoy convencida de que el alejamiento bajo decisión judicial no cambiaría nada. Tarde o temprano se echaría encima de nosotras, y solo Dios sabe hasta donde sería capaz de llegar. Nos mataría a las dos, sin duda. Desde luego, no sería el primero en hacer algo semejante. Por desgracia, tampoco el último.

Sin embargo, a pesar de mi huida sé que no me faltarán fuerzas para hacerle frente si es preciso. Nunca he tenido valor para ello, pero ya no puedo más, y si tengo que luchar, juro por Dios que lo haré. Él me buscará, tratará de encontrarme. Es más, iría hasta el fin del mundo si fuese preciso. Y yo probablemente tendré que pasarme el resto de mi vida huyendo, pero aun así será mejor que dejarme atrapar y caer en sus manos otra vez.

Ahora mi niña y yo nos enfrentamos a un futuro incierto, nada claro. Sin embargo, cualquier cosa será infinitamente mejor que regresar a su lado, soportando sus continuas amenazas, y aquel incansable maltrato a la que ambas estuvimos sometidas. ¿Cómo era posible que aquél hombre que un día tanto me había querido, no sólo resultaba ahora un extraño, sino que además sentía que me hallaba frente a mi peor y más terrible enemigo? ¿Cómo había sido capaz de llegar a tales extremos? ¿En qué clase de monstruo se había convertido aquella persona que un día me juró amor eterno, y ahora en cambio, no juraba sino matarme en caso de lograr atraparme?

Pero no le dejaré. Soy consciente, sin embargo, de que me enfrento a una nueva época de oscuridad, donde resulta imposible vislumbrar el final del camino, pero cualquier cosa es mejor que quedar atrapado entre las fauces de aquella persona que un día apareció en vida en forma de ángel, y acabó transformándose en demonio.

Valor… no me faltará. Por mi hija, por mí, por todas las mujeres que se hallan en la misma situación que yo, jamás me rendiré…

Foto: Hotblack.

© Francisco Arsis

4 comentarios:

  1. Cuando el alma se rompe y tal que como según se rompa puede que duela más o menos que un impacto en algún otro órgano?

  2. desgarrador y adictivo. Las primeras lineas me han llevado
    por una autopista saltando todos los limites de velocidad
    hacia las otras lineas que esperaban mas abajo. Muy bueno.

  3. Interesantisimo lo publicado

  4. SIENto que tiene problemas con las comas… por ejemplo, creo que no deberian ir comas antes de la letra Y.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *