¿De qué sirven las reseñas? Maribel Romero Soler

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¿De qué sirven las reseñas?

 

Aunque el título se presente guerrero, esta entrada sólo pretende ser una reflexión sobre el verdadero valor, a día de hoy, de una reseña literaria.

Quizás, antes de entrar en materia, habría que hacer una distinción entre diferentes tipos de reseñas, y a mí se me ocurren tres:

Las espontáneas. Son las que escriben y publican aquellos que, sin conocer al autor de la obra ni tener ningún tipo de vinculación con él, deciden comprar un libro, leerlo y compartir con los demás su impresión de lectura a través de un blog. No importa que el reseñador sea escritor, lector, electricista o domador de fieras. No hay un interés en la publicación de esa reseña que no sea el de mostrar una opinión, dar a conocer una valoración sobre el libro leído o rellenar un espacio en una página virtual que, constantemente, pide a su administrador nuevos contenidos.

En teoría son las reseñas más fiables y a las que todo autor aspira. Que un lector de Valladolid, Lugo o Algeciras compre un libro tuyo (vaya usted a saber por qué), lo lea, escriba una reseña sobre él y la publique en un blog, es todo un privilegio. Si además deja el libro en buen lugar el privilegio se convierte en sueño.

Las espontáneas serie B. En principio tienen las mismas connotaciones que las anteriores, las obras son compradas libremente, se leen y reseñan con la misma libertad, pero existe una importante diferencia: el comprador-lector-reseñador conoce al autor de la obra, es amigo suyo, seguidor o sencillamente colega.

La fiabilidad de estas reseñas ya se pone en entredicho, porque de todos es sabido que es muy difícil ser objetivo cuando la que manda es la amistad. Siempre nos dejaremos llevar por el cariño o la admiración, y evidentemente, si algo negativo tiene la obra reseñada, jamás será citado. Esta amistad se presume, por ejemplo, entre escritores. Raramente un escritor deja en mal lugar a otro, por una cuestión de colegueo. Y eso, el lector de la reseña, lo nota.

Las especializadas. Aquí entrarían las de las ¿cientos? de páginas, revistas o espacios literarios que se dedican precisamente, con más o menos criterio, o con más o menos acierto, a hacer reseñas. Y sólo hablo de Internet. Estas páginas, que han crecido en los últimos años al mismo ritmo en que ha crecido el número de escritores, reciben los libros gratis, cedidos por las editoriales o por los propios autores, y paradójicamente tienen que pagar el tributo de la gratuidad. ¿Cómo vas a poner verde un libro regalado y además regalado con la única finalidad de que se haga promoción de él? Hay excepciones, claro está, pero normalmente las reseñas que aparecen en estas páginas siempre son favorables. Quizás en algunos casos se pueda apreciar ligeramente que el libro no fue del gusto del reseñador, pero se presenta la opinión tan disfrazada que siempre da lugar a pensar que la obra merece una oportunidad y que hay que apostar por ella.

¿Y qué opinan los lectores de estas reseñas? ¿Se fian de ellas? ¿Les ayudan a elegir lectura o a decidirse por determinado libro? ¿O se limitan a dejar comentarios del tipo “muy interesante” “pinta bien” “tomo nota” “lo tendré en cuenta”…?

Por supuesto que esta entrada no pretende ser una crítica hacia las reseñas literarias, que merecen todo mi respeto. Puedo decir que sobre mis obras las ha habido de las tres clases mencionadas, y siempre he mostrado mi gratitud a los reseñadores, publicándolas además en este blog, como seguiré haciendo cuando surja una nueva reseña sobre algún libro mío.

Pero sí creo que es interesante plantearse el valor de una reseña a día de hoy, teniendo en cuenta que su finalidad es la de atrapar a los lectores, conseguir que el libro se venda, se lea y se comente. Y yo, sinceramente, en un momento de punto muerto como el que vive la literatura (dejamos al margen a Dan Brown, J. K. Rowling, Ken Follett y alguno más), creo que las reseñas no cumplen con su cometido. Es mi opinión.¿Qué opináis vosotros?

 

Maribel Romero Soler

3 comentarios:

  1. Hola Maribel, primero quiero felicitarte por tu artículo, la verdad es que no deja indiferente, y eso cumple una de las premisas básicas de los articulistas. Entrando ya en materia, tengo que darte la razón cuando afirmas que la Literatura en general está viviendo un punto muerto, exceptuando los vendedores de best sellers, pero disiento tanto en los tres tipos de reseñas como de afirmar que una reseña sea absurda o no sea fiable. Creo que hay muchos más tipos de reseñas, el problema está en la persona que la escribe, que es la que decide de qué tipo hacerla y después le sigue el criterio del medio que la publica. Una reseña escrita sin conocer al autor del libro, incluso sin tener nociones de crítica literaria y con la única finalidad de colgarla en tu blog particular de amigos, ya está cumpliendo dos funciones muy importantes: expone la opinión de un lector que en el peor de los casos no es erudito pero tiene su criterio, y además informa no sólo de la existencia de tal obra y de su autor, sino también de su contenido, conocemos el argumento de la historia, rasgos, elementos que pueden resultar atractivos o no al que la lee. Digamos que el crítico, a mi entender, es uno de los nexos de unión entre una obra y su lector, Yo escribo críticas habitualmente y no me considero un prestidigitador que quiera vender la moto a cualquier precio, no gano nada con ello, cierto es que la mayoría de las reseñas son positivas, en mi caso porque cuando el libro no lo merece no la escribo. Que existe colegueo entre los escritores…, dime algún sector donde no lo haya. Yo he escrito reseñas, muy pocas, donde no podía ensalzar el texto porque rotúndamente no me gustaba, pero en ningún caso escribiré una reseña para destrozar a un autor o a su obra, pienso que si a uno no le gusta es mejor no escribirla, porque la función de una crítica nunca debe ser destruir sino construir. Una reseña hay que tomarla siempre como algo orientativo, informativo, no es cátedra porque ni el que la escribe es Dios y porque en el Arte no hay obra buena ni mala, todo tiene su valor en sí mismo y cada uno su gusto particular. No hay diferencia entre una reseña o un artículo de opinión, tú puedes ser sincero o no en un artículo en función de tus intereses, yo pienso que hay gente que se trabaja tanto las reseñas que debería considerarse como un género literario. Una autora de Guadalajara me escribió hace poco dándome las gracias por la reseña que hice de su primer poemario, y me dijo que gracias a la reseña un lector se puso en contacto con ella y se interesó por el libro. Sólo por eso ya vale la pena molestarse en escribirla. Un saludo y enhorabuena el artículo.

  2. Elena Marqués

    Por mi parte creo que realmente debería existir una «profesión» de crítico literario de verdad. Sería la manera de saber si un libro es bueno o no. Porque ya no solo estamos hablando de gustos, sino de calidad real, de que alguien con los estudios necesarios para analizar una obra literarias ponga en marcha sus mecanismos y conocimientos para desmenuzar los textos y comprobar lo que tienen de novedosos, el lenguaje que utilizan, los puntos de vista, la evolución de los personajes, la originalidad de la trama… Creo que esas serían reseñas para ser tomadas en cuenta. Esas y, por supuesto, las espontáneas, la del que no te conoce y hace una valoración positiva.
    Yo también pienso que reseñar a conocidos es difícil, y la mayoría de las hago como José Antonio: si no me gusta, no lo menciono. Pero me es difícil decirle a alguien que su obra no me parece buena. Tampoco me considero una experta.
    Un abrazo para todos.

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