Moteros.
Siempre me han atraído las motos, desde muy pequeñita, cuando mi padre nos paseaba en una «Sanglas» que entonces me parecía enorme porque montábamos más de un hermano junto a él. El ruido del motor, el aire ciñendo el rostro, esa sensación de velocidad y potencia, sin techo ni colchón, a pecho descubierto. Hay que unirse a la moto y al conductor, agruparse como un todo, para poder circular por cualquier camino, dejándose llevar por los vaivenes, de un lado a otro, en cada curva. Entonces las carreteras eran difíciles de transitar.
Si cualquier moto me inspira recuerdos y sensaciones juveniles, una concentración de moteros es como un imán irresistible. Los atuendos de cuero, botas y vaquero plagados de simbología, de pegatinas que certifican los lugares recorridos, esos tatuajes, pulseras, pañuelos,gafas del siglo XX, con aire transgresor, de rebeldía, de tribu que señala y cerca su territorio, me seducen como una llamada ancestral inexplicable. Quizá sintonice con esa parte de mí soñadora y bucanera.
Sin embargo, cuando uno va en busca de esos motores rugiendo, se encuentra con un grupo de personas amables, orgullosas de su afición y de sus grupos. Normalmente van con sus parejas con las que comparten viajes y aventuras. Ellos entienden las normas, que las hay, como en toda comunidad y una de ellas, la que se percibe a simple vista, es la camaradería, la ayuda y la protección mutua. No todos se conocen, pero es igual, llegan, aparcan, presumen y disfrutan.
Un encantador motero que dice llamarse Juan Luis Saltamontes y su compañera, tuvieron la amabilidad de prestarme un casco y pasearme en su máquina reluciente con maestría, con la experiencia de muchas horas de rueda a las espaldas. Y mientras comentábamos el paseo, pasaron por mi mente muchas imágenes ligadas a la moto desde mi infancia.
Es curioso como la «moviola» de nuestro cerebro se pone en marcha y nos transporta a otros tiempos tan sutilmente. Ese circuito de neuronas conectadas lo guarda todo, aún sin nuestro permiso y, a veces, como en este caso, para bien.
Gracias por este regalo moteros.
Luisa Núñez
CEO del Portal Canal Literatura
Especialista Universitario en Sistemas Interactivos de Comunicación.