Moteros. La magia de la motos y su simbología. Por Luisa Núñez

Moteros.

 

Siempre me han atraído las motos, desde muy pequeñita, cuando mi padre nos paseaba en una «Sanglas» que entonces me parecía enorme porque montábamos más de un hermano junto a él. El ruido del motor, el aire ciñendo el rostro, esa sensación de velocidad y potencia, sin techo ni colchón, a pecho descubierto. Hay que unirse a la moto y al conductor, agruparse como un todo, para  poder circular por cualquier camino, dejándose llevar por los vaivenes, de un lado a otro, en cada curva. Entonces las carreteras eran difíciles de transitar.

Si cualquier moto me inspira recuerdos y sensaciones juveniles, una concentración de moteros es como un imán irresistible. Los atuendos de cuero, botas y vaquero plagados de simbología, de pegatinas que certifican los lugares recorridos, esos tatuajes, pulseras, pañuelos,gafas del siglo XX, con aire transgresor, de rebeldía, de tribu que señala y cerca su territorio, me seducen como una llamada ancestral inexplicable. Quizá sintonice con esa parte de mí soñadora y bucanera.

Moteros

Sin embargo, cuando uno va en busca de esos motores rugiendo, se encuentra con un grupo de personas amables, orgullosas de su afición y de sus grupos. Normalmente van con sus parejas con las que comparten viajes y aventuras. Ellos entienden las normas, que las hay, como en toda comunidad y una de ellas, la que se percibe a simple vista, es la camaradería, la ayuda y la protección mutua. No todos se conocen, pero es igual, llegan, aparcan, presumen y disfrutan.

Un encantador motero que dice llamarse Juan Luis Saltamontes y su compañera, tuvieron la amabilidad de prestarme un casco y pasearme en su máquina reluciente con maestría, con la experiencia de muchas horas de rueda a las espaldas. Y mientras comentábamos el paseo, pasaron por mi mente muchas imágenes ligadas a la moto desde mi infancia.

Es curioso como la «moviola» de nuestro cerebro se pone en marcha y nos transporta a otros tiempos tan sutilmente. Ese circuito de neuronas conectadas lo guarda todo, aún sin nuestro permiso y, a veces, como en este caso, para bien.

 Gracias por este regalo moteros.

Luisa Núñez

CEO del Portal Canal Literatura
Especialista Universitario en Sistemas Interactivos de Comunicación.

 

 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *