El poeta que surca el arco iris sorteando las nubes negras que presagian tormenta. Por Isidro R. Ayestarán

Me he convertido en el vagabundo errante

que surca mil senderos de búsqueda por el abandono,

por el escaso fuego de una pasión repleta de silencios,

de palabras furtivas que naufragan

bajo la luz de la luna, reflejada en mi ventana.

Me he transformado en una sombra torturada

por el recuerdo de tu mirada llorosa al decirte

que todo ya se acababa, que mi mano tendida

quedaba sola, a la deriva entre las sábanas

aún calientes por tu recuerdo.

Lo triste no está en que no te quieran,

sino en que no te devuelvan un sentimiento,

un guiño cómplice de pareja, de compañera,

de sonrisa sincera al compartir un abrazo,

un viaje astral al fondo de nuestra quimera.

Soy de nuevo un poeta que surca el arco iris

sorteando las nubes negras que presagian tormenta,

que se miente al no volver a verte, pues se muere

por encadenarse a tu cuerpo de nuevo y no soltarse,

y atarse de por vida, para siempre…

Y mientras te anhelo, camino bajo cipreses

amparado en el triste consuelo de respirar todo

aquello que tú respiras, de ver, sentir, mirar y tocar

todo aquello que tú ves, sientes, miras y tocas al recorrer

esta inmensidad con tu propia soledad impuesta.

Yo, mientras, te sigo a distancia por este túnel

que arrebató la ilusión en nuestra historia de amor,

y lo hago sin respirar apenas para que mi aliento

no desbarate las cenizas que permanecen en el fondo,

donde yacen las letras de este poeta…

el poeta que escribe sus versos más tristes

con la inspiración puesta en lo que fuimos,

lo que sentimos mientras estuvimos juntos

en un breve viaje de idas y venidas, ausencias

y llamadas en espera sin contestar.

Sólo al final de este poema iluminado por la luna

se contempla la imperiosa necesidad de que vuelvas,

de que te matricules en septiembre en la escuela del amor,

y que sepas responder a un abrazo, un beso, una mirada,

un silencio… a los versos de este poeta

que surca el arco iris intentando,

sin éxito alguno,

sortear las nubes que presagian tormenta

en forma de tu nombre y tu persona,

tu recuerdo… y tu mirada al decirme,

entre lágrimas… «no te vayas».

PD.

SIGO AQUÍ.


© Isidro R. Ayestarán, 2008
NOCTURNOS www.isidrorayestaran.blogspot.com

Un comentario:

  1. Jorge Mondragón

    Gracias Isidro, todo el poema me tocó.
    Un abrazo desde México.
    Jorge Mondragón

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *